Entre los incontables errores de Gustavo Petro, sobresalen los cometidos contra Ecopetrol y contra el petróleo y el gas –productos insustituibles en la economía nacional–, tanto por las necesidades del consumo interno como por las exportaciones. Y por haber nombrado a Ricardo Roa gerente de su campaña electoral y presidente de Ecopetrol, cuando ya se le conocían conductas intolerables.
Como alcalde, Petro nombró a Roa presidente de la Empresa de Energía de Bogotá (EEB), luego Grupo de Energía de Bogotá (GEB). Y Roa designó a Néstor Ferney Pérez director de Trecsa, empresa en Guatemala de la EEB, quien en cosa de meses cometió muchos y graves errores. Pese a ello, Roa no lo acusó ante la justicia, como era su deber, sino que se limitó a pedirle la renuncia al cargo, con la aprobación de Petro, presidente de la junta directiva de la EEB.
En notable contraste, Astrid Álvarez, sucesora de Roa en la EEB, sí acusó a Pérez ante la Fiscalía, proceso que condujo a una condena de 67 meses de cárcel.
A pesar de estos antecedentes –o por ellos–, el candidato Petro nombró a Roa gerente de su campaña presidencial de 2022. Y esa campaña está acusada en el Consejo Electoral por violación de topes en 5.355 millones de pesos, acusación por la que Roa podría ser condenado a entre cuatro y ocho años de cárcel (Ley 1864 de 2017).
No obstante estos hechos, Gustavo Petro nombró a Roa presidente de Ecopetrol, la mayor empresa del país y la que más recursos le transfiere al Estado colombiano.
Luego, un estudio de Control Risk sobre Ecopetrol, empresa británica especializada en investigar el funcionamiento de las empresas, dejó tan mal parado a Roa que, en un país gobernado por alguien distinto a Gustavo Petro, Roa habría tenido que renunciar a su cargo.
Las hazañas de Ricardo Roa no terminan aquí.
Por denuncias de El Tiempo y Daniel Coronell, se supo que Roa compró a menos precio un lujoso apartamento para él, apartamento que le vendió el adinerado petrolero Serafino Giácono, quien hace negocios con Ecopetrol y tiene a dos cercanos suyos en su junta directiva.
Coronell también denunció que la remodelación del apartamento de Roa costó 2.300 millones de pesos, plata que, según el realizador de las obras, está pagando William Vélez, quien también tiene negocios con Ecopetrol. Y Roa fue, cuando salió de la EEB, director de la empresa de energía de Honduras, de propiedad de Vélez.
Caracol Radio informó que Carlos Julián Caicedo, pareja sentimental de Roa, impone decisiones en Ecopetrol sin ser siquiera empleado de esa empresa. Y La Silla Vacía denunció corrupción en Cenit, del grupo de Ecopetrol, a favor de un amigo de Gustavo Petro.
¿Se imaginan la protesta de Petro si otro presidente hubiera nombrado y sostenido a otro Roa en la presidencia Ecopetrol?
Coletilla. La indignidad mutua asegurada. Gustavo Petro, Laura Sarabia y Armando Benedetti ponen a Benedetti de alto consejero presidencial. Nueve altos funcionarios petristas, en protesta, no dejan hacer el consejo de ministros. Benedetti se queda en el cargo y nada pasa. Si no fueran petristas, los “rebeldes” habrían renunciado o Petro les hubiera pedido la renuncia.