Anualmente los gremios aprovechan para presentar en sus asambleas o congresos la realidad que atraviesan, sus principales problemas y desafíos, los asuntos de política pública que les preocupan y, por supuesto, para plantear propuestas y caminos de acción. La excepción a esta tradición la constituye la Cámara Colombiana de la Infraestructura, para cuyo director-presidente nada pasa en su sector porque en el encuentro solo se transmitió un mensaje de esperanza, confianza, optimismo y se despejaron las incertidumbres.

Ya vamos para tres años con el mismo circo, que se inauguró en 2022 bajo el lema de ‘Infraestructura para la paz’. Le faltó poner para la ‘paz total’. Qué lagartería. Haciendo un poco de retrospectiva, fue en esta primera cita con Petro donde se presentó el tren eléctrico elevado entre Buenaventura y Barranquilla, además de otras obras como el tramo Villeta-Guaduas, cuya construcción aún sigue pendiente. Allí se presentaron también los caminos de la paz, una red de 33.000 km, con inversiones por más de $ 8 billones, cuya ejecución no llega hoy al 7 %. Se comprometieron 80 billones más, pero sin definir obras, ni ejecutores ni financiamiento. Todo en época del inolvidable ministro Reyes.

En 2023 y ante el nulo avance del programa, el presidente gremial advirtió que todo se resolvería por la vía de la concertación. Fue en ese encuentro en el que se anunció la creación de la nueva agencia de vías regionales, la contratación directa como vehículo para ejecutar y, por último, que la ANI entraría a construir hospitales, cárceles y otras dotaciones. Baste recordar que la Corte Constitucional sepultó la famosa agencia y también la contratación directa. De esta segunda temporada no quedó nada, ni siquiera la tan publicitada licitación para el tramo Pasto-Popayán.

Pero este 2024 sí se llevó todas las palmas. Los asistentes no daban crédito a lo que oían. Arrancó Juan Martín hablando de la obra pública en la reactivación. Cuál reactivación si el crecimiento del sector ha sido negativo, con bajísima ejecución presupuestal y tuvo un recorte presupuestal de $ 1,38 billones. Además, es la hora en que el Invías no paga a sus contratistas, como tampoco cumplió con el reajuste de los peajes pactado en los contratos. Se destacó lo de la contratación transparente, cuando el Invías está incurso en delicadas investigaciones por la compra de votos y conciencias en el Congreso. Luego se refirió a las APP como instrumento dinamizador, cuando este gobierno no ha licitado una sola y, por el contrario, se devolvió la de Bucaramanga-Pamplona y están en riesgo la ruta Ibagué-Cajamarca; Mulaló-Loboguerrero, la Ruta Caribe 2 y paralizada la obra del canal del Dique.

Ante este desolador panorama, el doctor Caicedo clausuró su discurso con esta perla: “No me equivoco, presidente, si afirmo que los centenares de compatriotas y empresarios que hoy se congregan en este recinto, más que a reclamar, vinieron a ofrecer su concurso: están todos ellos a disposición de la patria que la democracia puso en sus manos. ¡Sucede, presidente, que esta cita anual es, justamente, la cita de la esperanza!”. ¿Qué tal? ¡Más lambón, imposible!

Lo que Petro respondió con un regaño a todos sus antecesores de los últimos 50 años y a los empresarios allí presentes, por haber invertido $ 100 billones en carreteras para que entraran importaciones, según él, carros, motos, algo de chucherías, y para que salieran exportaciones de carbón y petróleo, en perjuicio de más bien haber construido “plantas de agua potable”. Y, como todo lo de Petro, tanto le interesará el tema que su Ministerio de Vivienda este año en los programas de agua ha ejecutado solo el 3,3 % del presupuesto apropiado.

El cierre corrió a cargo de la ministra, quien anunció que se promoverán nuevas concesiones, pero sin peajes, solo con impuesto de valorización, a través del cual espera recaudar 20 billones. También anunció 3 nuevos trenes por 40 billones (cordillera Central, Buenaventura-Palmira y el Tren del Caribe). ¿Alguien puede dar crédito a esta nueva locura?

Los asistentes salieron del circo con una sola certeza: en este año y 8 meses no se hará nada. Solo les corresponde rogar para que les paguen las deudas y para que avancen las demandas en la jurisdicción contenciosa y en los tribunales de arbitramento, que Petro odia y ha prohibido pactar en los contratos futuros.

Francamente no hay derecho.