Cada año, más de 700 mil personas mueren en el mundo por infecciones bacterianas resistentes a los antibióticos. En Latinoamérica, dos de cada cinco muertes por infecciones se relacionan con la resistencia antimicrobiana.

Los avances en infectología mundial, en el conocimiento de la resistencia bacteriana mundial, tienen un nombre enmarcado en la historia, Thomas Francis O’Brien, quien, entregó gran parte de sus fuerzas, sus conocimientos, y en general, la mayor parte de su vida, hasta sus 95 años, a evitar, con el estudio y la investigación permanente de las enfermedades infecciosas. El profesor O’Brien, dedicó su vida al estudio, a la educación y difusión de sus conocimientos, sin egoísmos y respeto, a los demás colegas. La otra parte de su tiempo, lo dedicaba a su hermosa familia a quienes les hago llegar mis condolencias.

Sus estudios, y práctica de la medicina fueron todos ligados a la Universidad de Harvard, alcanzando inicialmente el grado de Medicina, Medicina Interna, en Microbiología, y Enfermedades infecciosas, participando en evitar la alta mortalidad, ocasionada por innumerables infecciones.

Sus descubrimientos lo llevaron a involucrarse en los grandes avances en los conocimientos de los mecanismos de resistencias bacterianas más complicados, y profundos, brillando al lado de los más encumbrados científicos del universo, publicó numerosos y valiosos artículos científicos. Manejó el laboratorio del Brigham and Women’s Hospital en Boston, que ocupó el 1er puesto entre los hospitales del mundo. Formó parte permanente del selecto grupo de educadores de la Universidad de Harvard y organizó, el primer Centro Mundial para el seguimiento, estudio y control de las resistencias bacterianas, el programa de la Organización Mundial de la Salud, (WHONET), en el cual permaneció hasta sus últimos días, Llevando alrededor del mundo, sus grandes conocimientos, a los centros más adelantados de la ciencia.

Pero, si su carrera como científico y educador, en la Universidad de Harvard alcanzaron lo más altos niveles de la Ciencia, sus características humanas lo distinguieron dentro de sus colegas, por su humildad y modestia con todas aquellas personas que lo conocimos, desplegando siempre amor, entregando una sonrisa franca y cariñosa. cargada de sentimientos de alta calidad humana, sin distingos de estratos sociales, raza, religión o ideologías.

Desde mi llegada a la Universidad de Harvard, Tom O’Brien, me abrió todas las puertas, me presentó a sus colegas, complaciéndome en mis inclinaciones y al mismo tiempo, con sus grandes conocimientos, guiándome por los caminos de la investigación a través de métodos científicos llenos de confianza y seguridad.

Tom, vino a Colombia en varias ocasiones, en uno de sus viajes, me trajo un pesado libro de resúmenes, Congreso de hepatitis, en Londres, donde se publicaron los descubrimientos de la hepatitis fulminante de Santa Marta, en cuya obra me acompañó como coautor, así como en otras publicaciones.

El salvador de miles de vidas humanas se ha ido, dejándonos el gran ejemplo de su vida, “las nuevas generaciones serán siempre mejores”, si tuviéramos más figuras, como la que representó Tom, como quiso siempre que lo llamara. Hoy, doy gracias a Dios de haberme permitido gozar de su amistad, una fortuna, estar al lado de una persona que me llevaba a su hogar como un padre, con su respetable familia. Que se arriesgó a dejarme en su programa y servirme de tutor, como lo hizo con otros amantes de la infectología, para impulsar, en todo el mundo, su lucha contra las resistencias bacterianas, una de las causas más importantes de muertes en el mundo. Gracias Tom, por permitirme cumplir con mi sueño de volver a Colombia, como el primer infectólogo de la Costa Caribe.