En un mundo que avanza hacia la inclusión y la equidad, es inconcebible que un estudiante ciego en Colombia deba enfrentarse a barreras tan básicas como la forma en que presenta su examen ICFES. Para ellos, el desafío no solo radica en demostrar su conocimiento, sino también en superar un sistema que parece no haber sido diseñado para incluirlos plenamente.
Actualmente, el Instituto Colombiano para la Evaluación de la Educación asigna a una persona para asistir a los estudiantes ciegos durante la prueba. Esto, en teoría, debería garantizarles igualdad de condiciones, pero la realidad es muy distinta. La mayoría de estos acompañantes no son bilingües, lo que dificulta responder las preguntas en inglés, y en otros casos ni siquiera están capacitados para leerle a una persona con discapacidad visual. ¿Cómo puede considerarse justa una prueba si quien asiste al estudiante no está preparado para hacerlo?
Es hora de pensar en soluciones que respeten la autonomía y el derecho de los estudiantes ciegos a competir en igualdad de condiciones. Aquí presentamos tres propuestas que vienen de padres de estudiantes ciegos:
- Exámenes en braille: Permitir que los estudiantes ciegos lean el examen directamente en braille podría ser una opción, ya que les da control sobre el proceso. Sin embargo, esta solución tiene limitaciones prácticas, pues un documento en tinta estándar puede equivaler a cinco hojas en braille.
- Asignación de personal idóneo y bilingüe: Este es un paso esencial. Si el acompañante está capacitado, entiende el examen y puede comunicar en el idioma requerido, el estudiante tendría una experiencia mucho más cercana a la de sus compañeros. Pero garantizar este nivel de preparación implica invertir en la selección y formación de estos profesionales.
- Versión digital compatible con lectores de pantalla: Esta alternativa es la más prometedora. Al usar sistemas de lectores de pantalla aprobados por el Ministerio de Educación, como JAWS o NVDA, el estudiante podría escuchar el contenido de la prueba en su dispositivo. Esto no solo respetaría su autonomía, sino que también es una solución sostenible, moderna y accesible.
De estas opciones, las dos últimas son las más viables. Proporcionar tecnología adaptada o profesionales capacitados es clave para que el estudiante ciego pueda concentrarse en lo importante: responder las preguntas y demostrar su conocimiento, sin preocuparse por barreras adicionales.
Los estudiantes ciegos tienen el mismo derecho que cualquier otro de competir en condiciones justas. Es hora de que el sistema educativo colombiano se adapte y haga de la inclusión algo más que una palabra de moda. Con voluntad política y un esfuerzo conjunto, podemos construir un sistema donde todos, sin importar sus circunstancias, tengan una verdadera oportunidad de éxito.