Tiene forma de luna llena. Tan delgado como el filo de una rula campesina del corregimiento de Las Llanadas en Córdoba. Tímido, y resiste todo el tiempo hasta que es invitado. Siempre está listo. No envejece y para él, no existen las estaciones Su pinta resiste cualquier clima. Prudente, se acomoda con la compañía que la etiqueta le obligue. Lo podría llamar el duque de Edimburgo, pero no pega. Prefiero llamarlo el príncipe de Ciénaga de Oro: ¡El Casabe! En todas las despensas le dicen Alteza Real. Tan magnánimo que hasta impuestos pagó: el diezmo del casabe.
Rindo pleitesía a Ringo, la reina de la yuca. Injusto su olvido pues más que Reina del Casabe o Miss Yuca deberíamos honrar la maternidad del casabe. Sus ancestros vienen desde nuestros indígenas en la cuenca caribeña. Los españoles los menospreciaron inicialmente y cuando vieron su fuente energética de reserva perdurable no dudaron en combinarlo con cerdo. Así nos conquistaron.
La harina de la yuca es su ADN. Y el proceso para la tortilla no es una receta culinaria. Es una pieza arqueológica donde la tradición y las manos se han encargado de conservarla. Es una lección de disciplina artesanal: desde el rallo de madera hasta el budare. Seductor, como la mujer que lo hace o aquella de firmes dedos y muslos que lo brinda. Ya acuartelada las tortas las organizan cual soldados en estricto regimiento listo para el combate.
Lástima que mis antepasados zenues no dejaron la fórmula escrita de este alimento de superior calidad nutricional, ¿estará escondido en el caño de Aguas Prietas? Proporciona por cada 100 gramos 330 calorías. Apolítico su sabor, pero clientelista. ¡A lo que se moja sabe! Supera lejos los actuales panes integrales y su concentración de fibras es del 9%. Hace parte de la valija diplomática que combate la pereza intestinal de nuestros embajadores y previene el cáncer de colon. El estreñimiento le tiene pavor.
Faltaba algo que le bañara de elegancia: la etiqueta de la UNESCO que lo reconoció oficialmente como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en una votación propuesta por 5 países. Lo señalan como símbolo de identidad y de desarrollo sostenible de las comunidades del Caribe. Refleja el “pan de los indios” elaborado con yuca amarga, un legado de los aborígenes y de los africanos. Es un manjar de integración social y ensalza el respeto mutuo y la unidad. Se insistió en su valor nutricio y la enseñanza que ha sido transmitida desde hace siglos: “se ha escuchado el grito ancestral de nuestros antepasados”.
En Colombia el patrimonio cultural inmaterial está vinculado a la serie de tradiciones vivas que hacen parte de la memoria colectiva. Es algo inherente a las comunidades y se comporta como la piel de la identidad. Hacen parte integral de su patrimonio cultural. Se transmite de generación en generación, tenemos el deber ciudadano de mantenerlo y engrandecerlo. El casabe hace parte de nuestra tradición cultural y especialmente en el caribe está afincada. Debe preservarse con dignidad y respeto, son tradiciones que viven todos los días en el afecto de la comunidad. Algún día suba a los Cerros de Ciénaga de Oro y disfrutara ver a nuestras casaderas haciendo las tortas similares de este inigualable pan.
¿Constructor de nuestra identidad? No sé cuáles son las funciones o desempeño del Ministerio de la Cultura, no conozco sus procesos y mucho menos a quien lo encabeza. He lamentado que, en esta iniciativa generosa y justa, presentada por cinco países, Colombia haya estado ausente. Ignorancia o desinformación no son argumentos válidos que justifiquen la no presencia en esta reunión en Montevideo. Se ganaron el resentimiento colectivo de nuestra región y especialmente la frustración que nos permite expresar que no nos representa y no protegen nuestro patrimonio cultural.
Esta ausencia contradice sus reglamentos y mandatos: mantener intacto el patrimonio cultural es su función básica y hacer todos los procesos para que lo que encienda nuestra consonancia se mantenga intacta y enardecida. La cohesión social del país y especialmente del caribe fue maltratada con esta actitud.
Diptongo: Ministerio de Cultura: ¿Cómo difundimos cultura si ustedes no la promueven?
@Rembertoburgose