La tecnología está transformando el panorama global, y América Latina, nuestro país y nuestra región, no son la excepción. Con inversiones clave, como fábricas de producción y centros de datos, la región se consolida como un punto relevante para el desarrollo tecnológico. Sin embargo, el éxito de esta transformación depende del talento humano capacitado.

En un mundo impulsado por tecnología, el verdadero motor del cambio son las personas que la hacen posible. Sin un capital humano preparado para gestionar y maximizar estas innovaciones, la inversión en infraestructura puede quedarse corta. Es como tener un carro de última generación sin conductores capacitados para manejarlo.

El auge de tecnologías, como la inteligencia artificial, ha generado una demanda creciente de perfiles especializados, desde ingenieros de datos hasta expertos en ciberseguridad. Profesiones que hace poco eran raras, hoy son esenciales para la economía global. Como regimos debemos prepararnos para responder a esta demanda si actúa con visión.

La formación de talento no es solo responsabilidad de universidades y el sector público. El sector privado juega un papel clave, no solo como generador de empleos, sino como socio estratégico en la capacitación de habilidades. Es fundamental que las empresas entiendan que invertir en el desarrollo de talento no solo potencia sus capacidades, sino que también impulsa un ecosistema de innovación y progreso. El trabajo articulado entre sectores crea un impacto tangible y asegura un flujo constante de talento calificado. Esto es un verdadero “gana-gana”: las empresas acceden a profesionales capacitados y contribuyen al crecimiento económico y social de la región.

Formar talento humano no se limita a mejorar la empleabilidad; es asegurar el futuro económico y social de nuestra región. Necesitamos políticas que prioricen la educación en competencias digitales y programas alineados con el mercado. Es imperativo un compromiso colectivo para construir una fuerza laboral adaptada y capaz de liderar el cambio.

El verdadero valor de las inversiones tecnológicas en América Latina no reside solo en fábricas o centros de datos, sino en las personas que los operan y maximizan su potencial. Es crucial poner al talento humano en el centro de la conversación sobre el futuro tecnológico.

Desde la Gobernación del Atlántico, reafirmamos nuestro compromiso de desarrollar una fuerza laboral capacitada para afrontar los retos digitales. Con la colaboración del sector privado, buscamos potenciar programas que cierren la brecha de habilidades y permitan que cada ciudadano sea protagonista de esta transformación.

* Secretario TIC del Atlántico