Llega la época del año en que empezamos a hacer evaluaciones, y entre ellas, lo mejor que hemos visto en cine. Aunque es difícil resumir lo más destacado, hacerlo nos permite reflexionar sobre las nuevas tendencias y su relación con los eventos actuales. Los rezagos de la pandemia y la huelga que afectó la industria marcaron los resultados, y se puede decir que el horror corporal y el género musical han sido una especie de respuesta, reflejando también los extremos políticos globales.

Aunque no necesariamente en un orden específico, las películas que considero más sobresalientes serán relevadas en las próximas dos columnas:

Soundtrack to a Coup d’État es un documental que mediante archivos históricos narra la caída de Patrice Lumumba, líder de la independencia del Congo. Orquestada por los poderes imperialistas de la época, la película destaca el uso de músicos de jazz como forma de ocultar el objetivo primordial de esta intervención extranjera, que culmina con la protesta de los músicos Abbey Lincoln y Max Roach durante una reunión de la ONU.

Ganadora de la Palma de Oro en Cannes, Anora de Sean Baker, es una sátira social que sigue a una trabajadora sexual quien termina involucrada con el hijo de un oligarca ruso. Sin comprender el daño de su capricho, éste la introduce en el lujoso mundo de Las Vegas, reflexionando sobre las profundas diferencias sociales y económicas que dominan la sociedad contemporánea.

The Brutalist, protagonizada por Adrien Brody, es un ‘biopic’ inspirado en la vida del arquitecto húngaro László Tóth, quien tras huir de los horrores de la Segunda Guerra Mundial, enfrenta una nueva pesadilla: la persecución del “sueño americano”, concepto que lo termina consumiendo.

Desde India llega All We Imagine as Light de Payal Kapadia, reconocida también en Cannes. La película celebra la solidaridad femenina a partir de tres enfermeras que trabajan en un hospital de Mumbai. Aborda el amor, los conflictos familiares y los retos sociales de las mujeres en la India actual.

La adaptación de la novela Nickel Boys de Colson Whitehead, ganadora del Premio Pulitzer, expone la desgarradora realidad que vivieron los jóvenes en un reformatorio de Florida durante los años 60, una época marcada por la segregación racial. Al igual que Anora, la película se enfoca en el punto de vista de Elwood Curtis, un joven detenido injustamente que enfrenta una cruel y traumática experiencia.