Las narrativas son poderosas porque construyen realidades, y quien controla el relato, muchas veces controla la percepción pública. El presidente Petro ha demostrado ser el maestro de las narrativas, y ese poder ha definido gran parte de su gobierno. No lo hace a través de los medios convencionales, sino en sus redes sociales, donde manipula el debate público a su antojo: genera distracciones y desvía la atención hacia los temas que más le convienen en cada momento. Lo preocupante es que muchos ciudadanos caen en su juego, tomando sus palabras como verdades absolutas y convirtiendo sus mensajes en sustituto de la realidad.

Esta semana, por ejemplo, después de la no aprobación en el Congreso de la reforma tributaria, la narrativa giró alrededor de los recortes en frentes claves que habría como consecuencia. El DNP anunció que el presupuesto para las regiones se disminuye, siendo el Atlántico el octavo departamento con más recortes. Después, MinVivienda informó que se acaban los subsidios de Mi Casa Ya. Por otro lado, MinCultura y MinDeporte afirmaron que, sin esa reforma, no hay presupuesto para sus programas en 2025. Tampoco van los subsidios de energía a la costa Caribe. Para colmo de males, como una pieza adicional de la sinfonía, el nuevo Ministro de Hacienda dice que este gobierno no recorta en temas sociales, solo en inversión, convirtiéndose en eso que tanto odiaban: uno de los gobiernos más neoliberales de la historia.

Pongamos esto en contexto. Estamos hablando de 12 billones de un presupuesto de 523 billones, es decir, un 2%. ¿Cómo es posible que, con un porcentaje tan pequeño, se recorten temas tan cruciales como la vivienda, la cultura, el deporte, la energía y la educación? ¿Será que para el gobierno del cambio estos no son temas sociales? Si se analiza el proyecto de presupuesto, el gasto en personal sube un 9% y la inversión social baja un 23%. Entonces es claro que esta es una estrategia para alimentar esa narrativa de que el Congreso es el villano, preparándose para culparlo de cualquier dificultad que enfrente el país en 2025. Claro intento de engañar al país.

Al final lo que demuestra es que, en las decisiones de este gobierno, la política va primero y la gente segundo, porque su verdadero objetivo es fortalecer su discurso político de cara a las elecciones de 2026. Por eso no es descabellado pensar que el dinero que no ejecutará, bajo el pretexto de “problemas de caja”, se destinará a fortalecer los subsidios del Estado, eliminando los proyectos que generan desarrollo.

Las narrativas son peligrosas cuando sirven para desviar la atención y perpetuar engaños. Por eso el país no puede permitirse otros cuatro años de incertidumbre y estancamiento mientras el presidente sigue gobernando desde Twitter, a base de excusas y cuentos mitológicos. La lucha no es solo política, es por quien domina la narrativa sin importar que tan falsa sea. ¡Es el momento de pelear la narrativa!

@miguelvergarac