¿Cómo te preparas para esta navidad? ¿Sigues la tradición basada en las reuniones familiares? ¿Es un tiempo para viajar, visitar nuevos lugares, conocer otras personas, adquirir bienes, gastarte tus ahorros o dejar una deuda impagable en medio de la embriaguez y el descontrol? Medita, prioriza y ahorra. Recuerda que ya viene enero. Que no sea tu desespero.

¿Qué tiene que ver eso con Jesús? ¿Irás a la iglesia? ¿Sabes que se celebra? El líder que logró ser reconocido cómo el que cambió la historia, fijando el año cero de nuestro calendario en antes y después de él, es el Dios verdadero de los que somos más que meros creyentes. Sin embargo, muchos utilizan esta fecha para todo menos para orar, agradecer o celebrar el gran acontecimiento espiritual. Para ellos está bien, pero no para los cristianos.

El día de cenas, fiestas, abrazos, sonrisas, amores, reencuentros, reconciliaciones, despedidas, defunciones, nostalgias, melancolías, soledades y tristezas, suele anteceder a la navidad. Más allá de lo que vivimos, sentimos o queremos, hay un ambiente especial que es contagioso e inevitable. Los niños esperan regalos, la soltería desea ser vencida por compañía y la ausencia requiere nuevas emociones con urgencia.

Los sentimientos superan las convicciones en el abandono de los valores. Aquello que define lo que pensamos sobre lo que vivimos revela los secretos de nuestra identidad. Eres mucho más de lo que crees, porque tu potencial no está limitado por tu autoestima. Pero si convences a la mente de lo que siente tu corazón, encontrando equilibrio y armonía emocional, esta navidad no será impresionable.

La navidad impresionable es la celebración del nacimiento de Jesús opacada por sentimientos provocadores de ansiedad, desesperación, sufrimiento, dolor, alteración emocional y falsa alegría o felicidad, generadas por el consumo de bebidas u otras sustancias alejadas de la meditación o la reflexión espiritual. Es el momento cumbre de la soledad en la provocación de la nostalgia. El olvido de las causas por desconocer las intenciones. La aparente prosperidad escondiendo el atuendo de la escasez.

Déjate inspirar por la paz, el amor, la bendición y el cariño de tus amigos y seres queridos. Ofrece un abrazo, regala consuelo, comparte detalles, acuérdate de los más necesitados, da buen ejemplo y honra a los que ya no están. Ocúpate en la planeación de tus sueños y equilibra tus deseos con el poder incuestionable de la fe.

Eso es mostrar un espíritu diferente, para que tu navidad no sea impresionable. Celebra, ama y valora lo que eres. Así tendrás una: ¡Feliz Navidad!

@JulioCesarHT