Se aproxima el fin del año y todos, con o sin cucos amarillos, nos abrazaremos y nos desearemos lo mejor. Algunos recordarán con nostalgia los mejores momentos del año en curso, y otros quemarán el muñeco de año nuevo olvidándose de los malos recuerdos vividos.

Pero la celebración de año nuevo marca el camino de la esperanza, anticipa buenos deseos, y nos anima a construir en positivo. Mi invitación al cierre del año económico, social y político del 2024 tiene estas dos vías.

Yo si espero que en el año que viene, el gobierno deje tanta arrogancia, quejadera y victimización, como cuando le echa la culpa de todos los males al hundimiento de la ley de financiamiento (o reforma tributaria) como si esa reforma hubiese sido la única capaz de sacar adelante todo lo que no han hecho en dos años y medio.

Que dejen el espejo retrovisor y tratar de endilgarles su propia irresponsabilidad e incompetencia a todos los gobiernos anteriores, en una típica incapacidad para asumir los errores de su propia actuación. Que seamos capaces de construir consensos en lo poco que queda y en especial para que no salga una reforma laboral que como está hoy, tiene efectos letales sobre el microempresario y el emprendedor.

Que dejemos tanto crecimiento en nóminas paralelas y gastos de nómina en burocracia que crece desaforadamente en un gobierno “derrochón”.

Que dejemos la “camorrería” y peleadera entre los colombianos e intentemos preparar un futuro de país basado en las libertades, los valores y el respeto a la institucionalidad. Que dejemos tanto odio y resentimiento en especial desde los discursos y tweets de quienes nos gobiernan, y particularmente con esos mensajes alusivos a una innecesaria lucha de clases sociales.

Que dejemos tanta charlatanería, cuyo mejor ejemplo reciente es el “Gran Tren Bala” que saldrá desde la Guajira. Que haya más rigor técnico cuando la Corte Constitucional devuelva toda o parte de la reforma pensional por inexequible. Que no se traicione a la juventud de escasos recursos con el fin del ICETEX y a las familias vulnerables con el sueño muerto de su casa ya.

Que tengamos cuidado con USA y nuestros socios comerciales ante tanto discurso populista en el comercio exterior y en las medidas de defensa comercial impuestas sin argumentos.

Que no sigamos en la tonta ideología de patear la lonchera de Ecopetrol y persistir en la bobada de no firmar nuevos contratos de exploración de gas y de petróleo convencional y no convencional.

Pensemos más bien en un 2025 donde aprovechemos para tener lista la propuesta de reducir el tamaño del estado mínimo al 30% y una reducción estructural de impuestos y de la evasión y de las exenciones innecesarias, que se ejecuten finalmente las nuevas políticas de reindustrialización, economía popular y turismo, que definamos nuevas políticas para enfrentar la caída de la natalidad.

Que recuperemos la dignidad de la fuerza pública, que le demos más certidumbre y confianza a la inversión privada y calificadoras de riesgo, que no destruyamos la salud, que cuidemos al sector energético, que defendamos las instituciones y los medios, y sobre todo que construyamos con unidad, esperanza y amor.

¡Feliz Año 2025!

*Rector Universidad EIA

@Jrestrepo