“Año nuevo vida nueva”, es el generalizado coro que brinda a todos esperanza. Pero carreta. El cambio de año es simplemente pasar una hoja más del calendario, y las cosas seguirán como venían. O sea, no habrá vida nueva para la generalidad de las personas sino, excepcionalmente, para circunstancias específicas. Por ejemplo, para los gringos, que ellos sí cambiarán sus vidas, salieron de los peligrosos medias tintas progresistas, y les llegó alguien que los aterrizará y pondrá la ley.
Entonces, también aparece por aquí alguna esperanza. Porque no es lo mismo un desvariado Petro abusando e indignando bajo la indiferente y hasta complaciente mirada de unos pálidos gobernantes gringos, que un Petro con la amenaza de Trump y su gente con los ojos puestos en Colombia, “no te me vueles la escuadra porque lo lamentarás”, parece decirle sin decirlo. Es que no tiene que decir nada. Su solo rostro adusto refleja su talante, y la gente que ha designado como sus cercanos colaboradores, cambia la escena. Su plan de decretar alguna excepción para una vez tenga mayoría en la Corte hacer lo que le venga en gana, es ahora a otro precio y con otros riesgos. Tiene que pisar suave para no disgustar al coloso del norte y, aunque de todas maneras algo inventará Santos para lograr mantenerlo y eternizarlo en el poder, la jugada tendrá que ser muy bien inventada y ejecutada.
Olvidando al desastre petrista, hagan lo que hagan por allá, para nosotros aquí nada cambiará. Ya Álex demostró que le importa muy poco el apoyo del gobierno nacional ni las iras presidenciales porque el alcalde no asiste a sus lambonas reuniones, así que continuaremos la senda de desarrollo, y cada año habrá algo nuevo,
Tenemos aquí un tema que a todos incumbe, y es que Junior tiene que prepararse adecuadamente para que en su próxima visita al Sierra Nevada no se repita el chasco que invariablemente viene presentando como visitante, que ¡no ha ganado un solo partido! la cosa no parece ser con Farías, se debe traer un técnico de renombre, no economizar con el técnico sino en jugadores, no importa que no vengan estrellas, un buen técnico con avispados observadores escogiendo, ojalá jóvenes costeños, que se les inculque un sistema de juego propio y particular. Y mística. Si junior cada dos o tres años descubre un nuevo Luis Díaz, resolverá sus finanzas. Y si los pelaos de la región juegan bien y buscan goles, no importa que pierdan, sino que brinden espectáculo para que se llene el estadio y la hinchada no sufra, y quede contenta.