La humanidad es una especie compleja desde todo punto de vista, ser emocionales ya es todo un mundo de dinámicas, somos muchas veces impredecibles y otras muy predecibles, a veces el ideal del – Amor Romántico – nos confronta con lo insólito, nos lleva a tolerar lo que no merece ninguna comprensión, a esperar lo que nunca cambiará o a creer que el final feliz se va a dar por encima de cualquier realidad adversa.

Hoy mis letras van encaminadas a convocar reflexiones respecto a nuestras formas de romantizar casi todo, incluso lo que no merece ni una milésima de romantización. Creemos que todo se vale en la familia porque es la familia, pensamos que el amor de nuestra pareja se retiene cuando soportamos todo, que los amigos pensaran de nosotras lo mejor si estamos de acuerdo siempre y así sucesivamente nos vamos convirtiendo en artefactos manipulables y desdibujados de nuestra autonomía humana, de nuestra capacidad sentipensante y libertaria.

Basta de romantizar todo, es momento de comenzar a liberarnos de estereotipos del amor y de la falsa creencia de perfección, somos seres perfectibles, con derecho al desacuerdo, a fallar, a cambiar y a soltar. En realidad, nos ahorraríamos muchos sofocos si desromantizaramos nuestras formas de relacionarnos y no me refiero a una tusa específica de relaciones eróticas, quiero proponer la visión amplia del tema, las tusas familiares, de amigos, de nuestros padres, de nuestros seres más cercanos y no me refiero a juzgarlos, sino a aceptar y respetar nuestras diferencias y aterrizar las emociones, que no nos muevan las expectativas extremas porque lo único que aseguramos son las decepciones.

No somos perfectas y no podemos relacionarnos desde formas romantizadas que exigen eso, es momento de cambiar y relajar más nuestros sentimientos, esperar menos, apegarnos menos y amarnos más, dejar de colgar nuestras esperanzas en gente, situaciones y cosas que muchas veces tienen y viven un panorama peor que el nuestro.

Basta de romantizar lo que merece libertades, frescura y otras veces distancias amorosas, no somos malos seres humanos si decidimos alejarnos de algunos familiares, amigos o colegas, se vale salvarse y elegir el camino del bien-estar sin pensar más en los demás que en nosotras mismas.

Esta columna podrá parecer simple retórica para algunas personas, pero en realidad es mi autollamado (y llamado) a un cambio que no da espera, que podría traer paz y tranquilidad, por ello quise compartirla porque considero que puede servir de motivación a varias personas para que comencemos a amarnos sin descuidarnos por amar a otros, que nuestras relaciones familiares se sanen y sean menos lesivas cada día, que nuestros amoríos no se conviertan en tormentosas experiencias y no hablo de pensar en una vida perfecta que sé que es imposible lograr, sino de una vida serena sin la mala costumbre de romantizar todo, esperar mucho y tener expectativas que difícilmente se pueden cumplir, es hora de vivir-nos felices, más ligeras, con menos arandelas que solo hacen complejo el viaje existencial.

Basta de romantizar e idealizar cada cosa, basta de comprar boletos a bajo costo que llevan directo al sufrimiento, basta de esperar tanto del afuera cuando lo real y con lo que contamos genuinamente es con nosotras mismas.