¿De dónde viene ‘perrenque’? Manuel Acuña Ch., B/quilla

En la Costa Caribe colombiana y en áreas del suroccidente del país, ‘perrenque’ significa fuerza, potencia física, vigor, energía: “Luis tiene perrenque: él solo movió esa gran piedra”. También tiene la connotación de arrojo, valor, coraje, resolución y fortaleza de ánimo ante situaciones desfavorables: “La viuda sacó adelante a sus hijos gracias a su perrenque”. “Quebró, pero pronto se recuperó: es un trabajador de perrenque”. El origen de ‘perrenque’ es desconocido, pero me atrevo a creer que viene de ‘perro’, pues este animal, pese a su tamaño, pequeño al lado del de un toro, tiene el carácter necesario para hacerse obedecer y movilizar a la manada que el toro comanda, es decir, tiene un perrenque descomunal.

¿Cómo explicar que el mexicano Juan Rulfo, con una obra tan reducida haya alcanzado altas cumbres en la literatura universal? Jorge Atanasio, Medellín

Que Rulfo, con escasa obra, haya alcanzado tan altas cumbres es un misterio inexplicable, como es también el caso de Rimbaud, el poeta francés, aunque este era mucho más precoz, pues solo escribió entre los 15 y los 19 años. Aristóteles habla de una “sabiduría de la sangre” que se manifiesta cuando alguien expresa algo como jamás ningún otro lo ha hecho, y tal vez ese sea el caso de Rulfo, quien, además, fue afortunado al tener entre sus primeros lectores a Buñuel, Mutis, Fuentes, García Márquez y Vargas Llosa, que no lo alinearon políticamente. Solo publicó el libro de cuentos El llano en llamas (1953) y la novela Pedro Páramo (1955); además, tiene la novela El gallo de oro que, cuando aún estaba inédita, fue adaptada para el cine (con la actuación de Lucha Villa), y entonces, dice el mismo Rulfo, se la devolvieron como un guion cinematográfico y después no pudo “reconstruirla”. Pedro Páramo es la estampa de lugares y personajes simbólicos de la mexicanidad popular, y dirige su mirada hacia individuos de toda condición y no hacia la identidad política con que se los asocia. El hecho es que uno lee la novela una y otra vez y otra más y siempre queda en la memoria ese gran eco que hace pensar que ningún libro podría ser más bello que Pedro Páramo. Eso es realmente un gran misterio. Es célebre la anécdota de García Márquez, entonces un escritor de 28 años, quien cuenta en su ensayo “Breves nostalgias sobre Juan Rulfo” (2003) que Álvaro Mutis un día llegó a su casa con varios libros, entre ellos uno “pequeño y corto”, lo apartó y le dijo: “¡Lea esta vaina, carajo, para que aprenda!”. El libro era Pedro Páramo.

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