Tan solo 21 años tenía Thanakarn Kantee, el influencer tailandés muerto el pasado 29 de diciembre, como consecuencia de uno de los retos virales por los que era reconocido por sus innumerables seguidores en las redes sociales. El joven asistió a una fiesta en la que aceptó el desafío de ingerir, de un solo trago, todo el contenido de una botella de whisky, a cambio de una atractiva suma de dinero y, por supuesto, para difundir su “logro” ante sus habituales admiradores virtuales. En cuanto cumplió con el reto, sufrió una intoxicación etílica que se le manifestó con vómitos y, acto seguido, la inconsciencia; al poco tiempo de recibir atención médica, fue declarado su deceso. Dolorosamente, estas noticias tan abrumadoras se repiten con frecuencia. Personajes de la era virtual, con miles o millones de seguidores, se muestran a sí mismos practicando desafíos imprudentes, peligrosos e, incluso, amenazando la vida, que convocan a sus fanáticos a replicarlas, hasta lograr la viralidad que los hace ganar popularidad y beneficios económicos, sin detenerse a reflexionar sobre la seguridad personal y los graves riesgos que corren sus seguidores. El impacto que produce la complejidad o dificultad del reto motiva, seduce y suma adeptos, y, desafortunadamente, con mucha frecuencia causa lesiones serias y cobra vidas como el caso de Kantee. Es pertinente recordar otros casos recientes en Colombia como el grupo de adolescentes corriendo en medio de una vía justo cuando pasan vehículos, en Barrancas (La Guajira); otro menor que por poco se asfixia en un colegio en Bogotá, también por cumplir un reto, en agosto pasado.

Estos retos y apuestas abiertamente atentatorias contra la salud son verdaderos absurdos que se dan en las redes sociales todo el tiempo y sin ningún tipo de filtro, se encuentran a la vista de los más jóvenes, con desconocimiento de las implicaciones y el peligro de reproducirlos.

En esta era digital en la que los hechos virales son reproducidos indiscriminadamente en redes sociales y ocupan posiciones destacadas en la difusión de los medios de comunicación, es sumamente necesario enseñar y empoderar a las nuevas generaciones sobre la toma de decisiones que, aunque parecieran sin importancia, marcarán la diferencia en sus vidas.

La identificación a tiempo de estos retos, la enseñanza de la valoración de la salud y de la vida, el control del tiempo en redes sociales, etc., deben ser prioridad en los hogares y, por supuesto, también en las aulas de clases, en donde debe instituirse desde la primera infancia. Esto salvará vidas.

@Rector_Unisimon