Es la ley de la naturaleza para mantener la conservación de la especie. Sin embargo, también se aplica en la política y especialmente en el juego del poder político desde el inicio de la humanidad. Así pasa actualmente con los países que poseen grandes recursos naturales como Groenlandia, Venezuela y Colombia. En cambio, Haití es una desgracia. Nadie la envidia. Por esto, los gobernantes deben ser lo suficientemente inteligentes para estar preparados para olfatear los peligros que los rodean, pues a nadie lo invaden por pobre.

Gobernante inteligente es aquel que prevé el futuro y controla racionalmente sus amenazas pues el diablo es puerco. Y no solo basta con tener los postulados que nos enseña Maquiavelo, de virtud y fortuna frente a la política tradicional, sino de otras herramientas como la biopolítica de que nos habla el filósofo francés Foucault, o sea la combinación entre la política y la vida humana, o como lo expresa el filósofo sur coreano, Byung Chul Han, así: “El poder del soberano es el poder de la espada. Amenaza con la muerte. Se hace con el privilegio de apoderarse de esta (la vida) para suprimirla”.

Un ejemplo de este escenario actual lo estamos viviendo con los pasos que está dando el nuevo presidente de EE.UU, y como ya lo han iniciado Putin y Xi Jinping. Por eso la riqueza de Groenlandia, Venezuela, Colombia y Panamá, hay que cuidarla. ¿Por qué?

Groenlandia: es un baloto. Tiene recursos minerales incalculables que se aparecen cada vez que el hielo se derrite.

Venezuela: Tiene de todo en abundancia. Petróleo, gas, hierro, manganeso, oro, coltán y agua. Excelente biodiversidad. Colombia: dos mares, petróleo, carbón, oro, biodiversidad y agua. Una posición geopolítica estratégica. Panamá: por su canal pasan unos 14.000 super barcos al año que mueven el 5% del comercio marítimo mundial.

¿Qué hacer entonces frente a la espada del soberano? Ante esa amenaza, muchos gobernantes (peces chicos) toman el camino equivocado del armamentismo dizque para enfrentar al poderoso, lo cual solo trae deudas, miseria y dependencia económica y política. Países como Brasil, México, Colombia, Chile y Perú, con alta tasa de hambre siguieron este camino del armamentismo.

El arma eficaz es invertir en educación para formatear el cerebro de sus habitantes al estilo japonés, eliminando las mañas, costumbres y perversidades criollas que no nos dejan progresar. En esta forma podría el pez chico defenderse y hasta tragarse al pez grande. La salida es con la cabeza, no con los puños.

@FcuelloDuarte