En el inicio del 2025, nos hemos encontrado, con problemas que nadie puede negar y cuya gravedad, depende de la responsabilidad y seriedad con la que sean abordados. Reconociendo temas como el de la seguridad, con pico principal en El Catatumbo, migraciones de regiones completas, con posibilidades de la utilización del estado de conmoción interior en unas zonas, por parte del gobierno. Con alteraciones de las relaciones internacionales, USA y Venezuela, principalmente, abusos de grupos armados, violencia, desplazamientos, restitución de tierras, todos estos y otros, se ven como más importantes que el manejo de un sistema de salud y sus graves consecuencias. Sin embargo, todos también, con la necesidad de gozar, de un derecho fundamental para el desarrollo de una vida digna, sin el que ninguno de los mencionados elementos puede ser resuelto.

Al observar, el tormentoso camino, en el que se vienen enfrentando los partidarios de una reforma a la salud, propuesta por el gobierno, otra por la oposición y una, menos conocida, la que los gremios o trabajadores de la salud, quisiéramos se diera lo más pronto, para beneficio principalmente, de los pacientes, pero también del gremio de los trabajadores que estamos pagando por los errores de los demás, mezclados en discusiones insípidas, sin la probabilidad de llegar hasta el momento a un mínimo acuerdo de las partes.

Por los vientos que soplan, se puede pensar que esta situación de “jugar”, en medio de controversias de poder, puede llevarnos a un punto de no retorno, ante la destrucción de lo bueno del sistema actual, con la llegada de planteamientos discutidos y controversiales, que en algún momento, serían la candela, con la que estamos jugando, sin detenernos a reaccionar en forma civilizada, escuchando a quienes reclaman de sus desfavorables situaciones, los pacientes, al lado de quienes, hemos estado en las buenas y en las malas, los trabajadores de la salud. Se acaban los recursos, en medio de la corrupción y, se persiste en el desorden, la desorganización y los desacuerdos. No se buscan puntos de entendimiento, si no de desacuerdo, como para mantener las pugnas, las luchas y confrontaciones, cuando, mientras tanto, continúa el crecimiento de los antiguos y nuevos problemas, ligados a las grandes condiciones, necesarias para mejorar la salud, como la pobreza, la seguridad alimentaria, la vivienda, los servicios públicos, la vivienda, la educación, el transporte, por decir unos cuantos.

Pero, si aún la situación actual no ha tocado fondo, los días están contados para un tiempo peor, si no nos preocupamos, por encontrar rápidamente, el entendimiento que todos queremos, renunciando a resultados personificados o a grupos de mayor distanciamiento.

Las organizaciones técnicas, científicas, de diferentes niveles académicos en las áreas de la salud, tienen y deben intervenir, en un momento, en el que el gobierno y los otros poderes del Estado, no parecen ni siquiera acercarse. El llamado es para la academia, para ayudar a que, con serenidad, pero, con firmeza, encontremos salidas al problema de la salud, antes de que nos quememos en el fuego con la candela.

Defender el pensamiento científico, en forma prudente, es una obligación de todos aquellos que, vemos la posibilidad de lograr puntos de acuerdo que, nos permitan salir de momentos tan difíciles.

@49villanueva