Desde el 7 de agosto de 2022 a la fecha, el gobierno Petro y un grupo de congresistas de varios partidos políticos han venido haciendo reformas a la Constitución, tramitando nuevas leyes y modificando decretos, para imponer un modelo económico socialista que, en países como Cuba, Venezuela y Nicaragua, multiplicó los pobres, desbordó la corrupción y atornilló en el poder a unos mandatarios mediocres y tiranos.

Claramente, eso no va a pasar en Colombia; afortunadamente, aún contamos con unas altas Cortes que, a diferencia de la Fiscalía, Contraloría y Defensoría del Pueblo, han mantenido su total independencia ante el ejecutivo. De lo que no hay duda es que nos van a dejar un país quebrado e intentarán imponer en las elecciones presidenciales del 2026 un candidato que termine la tarea. La encuesta del Centro Nacional de Consultoría (CNC) revela que lo pueden lograr si sellan una alianza con el candidato del centro, donde el expresidente Juan Manuel Santos filtró varios de sus alfiles. Como dijo el filósofo del pueblo: “Es igual atrás que en la espalda”.

Frente a este delicado panorama político, a los partidos de la oposición no les queda otra alternativa distinta a la de hacer una purga interna en sus movimientos para conformar listas cerradas al Senado y a la Cámara, con candidatos íntegros y liderazgo empresarial. Respecto a las presidenciales, no tienen espacio para dar un paso en falso o cometer los errores del pasado. La arrogancia y la soberbia de los herederos políticos no tienen cupo en esta contienda, como tampoco lo tienen los que pretenden arrimarse al árbol del poder sin importarles si las ramas están podridas. Los pactos y compromisos burocráticos del pasado gobierno hay que cambiarlos por adhesiones con convicción, ideas y programas de gobierno de impacto social y económico. Como dijo Álvaro Gómez, “la política tiene un mal aspecto y necesita limpiarse a través de un acuerdo sobre lo fundamental”.

En el 2026, tendremos tres tipos de votantes. Los que dicen que van a votar por el candidato de “Derecha”, arguyendo motivos de rabia y represalia contra el desastroso gobierno de Petro, y esperanzados a que Colombia vuelva a ser un país de progreso, oportunidades de trabajo y sin guerrillas. Los que van a votar por el candidato de “Izquierda”, arguyendo que necesitan cuatro años más para terminar de destruir el país y perpetuarse en el poder. Y los que van a votar por el candidato de “Centro”, arguyendo que no comparten las ideas de derecha ni de izquierda. Ojalá ese candidato no salga del club de socialistas del Chicó, que preside el expresidente Juan Manuel Santos. Ni el más despistado de este país se vuelve a tragar ese sapo.

Por ahora, las encuestas, en términos ciclísticos, tienen en cabeza de la carrera presidencial a Vicky Dávila y German Vargas, por la derecha; a Sergio Fajardo y Claudia López, por el centro, y a Gustavo Bolívar y Daniel Quintero, por la izquierda, sin ningún chance de ganar. La figura del Presidente y su gobierno están muy desgastados y desprestigiados. En los 16 meses que les quedan de gobierno, no tienen margen de tiempo para recuperar lo perdido.

@indadangond