Nació en Ciénaga, Magdalena, el 6 de febrero de 1926. Hijo de Alejandro de la Espriella Bermúdez y Clara Raquel Zabaraín Villa. Hizo sus primeros años de estudios en el Colegio de las Señoritas Ariano de Barranquilla. Luego cursó su bachillerato en el Colegio Biffi de la misma ciudad.
A mediados del siglo XX viaja a Buenos Aires a estudiar periodismo en la Universidad Central de esta ciudad en Mar del Plata y Mendoza. Desde allí y en virtud de su amistad con Juan B. Fernández, en esa época Director y accionista del diario EL HERALDO de Barranquilla, hoy bajo la afortunada dirección de Erika Fontalvo Galofre, escribía amenas crónicas que se publicaban regularmente.
A su regreso, la gran escritora, pedagoga, poetisa, autora de la letra del himno de Barranquilla, Consejera y agregada cultural de la Embajada de Colombia en Madrid, España, Amira de la Rosa, (pseudónimo de Amira Arrieta Mc Gregor, 1895-1974) designa a Alfredo en un cargo cultural en la embajada de Colombia en España y durante sus dos años de permanencia en Madrid estudia Arte Dramático y asiste a varios simposios de periodismo y teatro.
A su regreso a Colombia, Amira de la Rosa organiza y funda su grupo de teatro nacional auspiciado por el Estado que divulgara la dramaturgia universal con giras por las principales ciudades del país, donde Alfredo hacía el papel de joven galán.
Un tiempo después, Alfredo comienza a desempeñarse en posiciones cívicas de la ciudad como miembro de la Sociedad de Mejoras Públicas, en esa época dirigida por el eminente hombre cívico Ezequiel A. Rosado, y allí pasó gran parte de su juventud, y en un lapso de 25 años, en diferentes oportunidades fue su presidente. Además de muchos años en la dirección de la Biblioteca Departamental, así como en la dirección de Extensión Cultural de la Universidad Autónoma del Caribe.
Bajo esta sombrilla, organizó y dirigió con rotundo éxito, junto con las hermanas de origen alemán Carmen y Esther Freund Strunz, de Rafael A. Juliao y otras personalidades, el Comité Proteatro de la ciudad que llevaría el nombre de Teatro Municipal de Barranquilla que reemplazaría el demolido Teatro Emiliano Vengoechea, pero para esa época murió Amira de la Rosa, y la ciudad le rindió homenaje bautizándolo como el Teatro Amira de la Rosa.
También fue presidente del Centro Artístico de Barranquilla, y por más de 20 años hizo parte de la Junta del Carnaval, siendo el autor del “Bando leído por las reinas” que da inicio y rienda suelta al derroche de alegría del carnaval. El primero fue el de Leonor Gonzalez McCausland en 1947 y su último, aproximadamente en el 2.005 – 2.006.
En 1950 comienza a desarrollar su ingenio artístico y escribe sus primeras obras teatrales de corte picaresco local, sainetes que lleva a las tablas con rotundo éxito.
Su primer gran suceso, apoyado por las espontáneas figuras de intrínsecas capacidades histriónicas que asombraron hasta los profesionales de la época: Albertina de Ruíz, Olguita Emiliani, Alicia Cotes, Evita Garcia, Anita Zabaraín, la Pirmy Zuluaga, la Mona Falquez, Yudi Carbó, Mariela McCausland, Amparo Cadena, y otras, a cual más de talentosas, y el 30 de marzo de 1951 presentan en el pequeño Teatro de la Sociedad de Mejoras Públicas de Barranquilla “La sal de mi pueblo”, comedia en dos actos y cinco cuadros, cuyo producido total tuvo como fin la construcción del citado Teatro Amira de la Rosa.
Su estruendoso éxito local y posteriormente a nivel nacional animó al autor para continuar escribiendo y periódicamente vieron la luz: Los novios de ayer y de hoy, La Presentación en Sociedad, Las mujeres en política, Dimes y diretes (Convertido en libro de corte vocabulario costeño), La señora está loca, El reinado de belleza, Yo me llamo cumbia (Posiblemente de aquí tomó el nombre el compositor Mario Gareña para su mundialmente famosa cumbia), Mamá, yo quiero un novio, La reina de la marina, y otras… También escribió varios libros como “La historia de una tradición”, “La historia del Carnaval de Barranquilla”, “Imagen temporal” y “Dimes y diretes”, ya mencionado.
Lo filantrópico de este hombre cívico es que nunca cobró ni recibió un centavo por la autoría, organización, montaje y presentación de sus obras teatrales. Todas fueron a beneficio total de entidades como El Teatro Amira de la Rosa, La Cruz Roja, las Madres Católicas, las Hijas de María, etc.
Nuestro nobel de literatura, Gabriel García Márquez, lo calificó como “El oráculo de Barranquilla.” A su oficina concurrían diariamente estudiantes, turistas y público en general en consultas sobre la historia de la ciudad que él atendía con inmensa satisfacción.
Se recuerda en Bogotá, la realización por varios años de su “Semana Cultural de Barranquilla” con una proyección de nuestra cultura fundamentada en Conferencias, Recitales, Representaciones folclóricas, Artesanías, Artes plásticas, etc. El tercer año de esta realización en noviembre de 1976 anotaba, de lunes a domingo: Entrega del libro “Antología de Amira de la Rosa”. Exposición de pintura de nuestra artista Neva Lallemand de Mercado.
Mesa redonda de ciudadanas de Colombia, Seccional Atlántico, con la Seccional de Bogotá. Primer encuentro de escritores costeños, antioqueños y cundinamarqueses. Recital de Meira del Mar. Conferencia de Alfredo de la Espriella sobre folclor y tradiciones vernáculas de la Costa, y para cerrar, el domingo 28 en la Media Torta, Festival de artistas costeños.
Pero su obra memorable, histórica y cumbre se llamó “El Museo Romántico de Barranquilla”, denominado “El patrimonio de la ciudad”, situado en la Cra. 54 No. 59-199 del barrio El Prado que él fundara en 1986, unos años después de recibir como legado en vida de las hermanas Carmen y Esther Freund la hermosa mansión de estilo republicano en el exclusivo sector de la ciudad, para que, por sus propios medios y recursos y poniendo a disposición del proyecto su experiencia y preponderancia tradicional de la ciudad le permitiera gestionar la consecución de materiales y obras de valor histórico y/o artístico que durante muchísimos años hicieron parte de la vida y desarrollo de Barranquilla.
Allí se mostró con profundo orgullo las evidencias de los diferentes hitos que contribuyeron a la relevancia y progreso de Colombia, como el haber sido la cuna de la navegación fluvial (vapores por el río Magdalena en 1824); la navegación marítima (muelle de Puerto Colombia en 1883), la aviación aérea (la Scadta en 1919, antecesora de nuestra otrora línea aérea Avianca), además de la historia de la radio en el país (la Voz de Barranquilla HKD-1) fundada por Elias José Pelet Buitrago el 8 de diciembre de 1929) precursora de la radiodifusión comercial en Colombia, así como la historia del carnaval en Barranquilla con los lujosos y pintorescos vestidos de coronación usados por sus reinas que por muchos años se conservaron en vitrinas con identificación individual.
Del deporte: Primeras olimpiadas en Colombia en 1936. Varias cartas del Libertador Simón Bolívar en las que relaciona y se refiere a Barranquilla con el primitivo nombre de Barrancas de San Nicolás. La máquina de escribir de Alfonso Fuenmayor en la que nuestro nobel de literatura Gabriel García Marquez escribió su novela “La hojarasca”, y en total más de 12.000 piezas históricas y románticas desde 1628 hasta el Siglo XXI que han hecho parte de este Museo, único en el país.
Necesario mencionar la condecoración con la orden de San Carlos en la categoría de Gran Oficial que el Señor Ministro de Obras Públicas Dr. Rodolfo Segovia Salas, en representación del Señor Presidente de la República Doctor Belisario Betancur, le impusiera en el acto que se llevó a cabo en el Teatro “Amira de la Rosa” y a la posterior recepción ofrecida por el Señor Gobernador del Departamento, Fuad Char, en los salones del Country Club.
Un pequeño extracto de las emocionadas palabras de agradecimiento de Alfredo de la Espriella: “Gracias al Señor Presidente de la República Doctor Belisario Betancur por esta honrosa distinción a un hijo de Barranquilla, a un atlanticense producto simplemente de su aire.
Gracias a usted Señor Ministro de Obras Públicas Doctor Rodolfo Segovia Salas, personero de la cultura nuestra, historiador e hidalgo en la prístina concepción de la intelectualidad costeña.
Gracias benemérita Sociedad de Mejoras Públicas, cuya Cruz de Malta fue como las de los Caballeros de antiguos señoríos, inspiración de mis más sinceros propósitos de superación que, desde los tiempos de don Ezequiel A. Rosado de quien tanto aprendí hasta ese patriarca de Don Alfredo Steckerl quien honra con sus virtudes esta entidad procera que debe a su código de ética y prestancia mucho de su categoría, significa para mí el recuerdo de mis primeras quijotadas justamente cuando empezábamos a levantar este Teatro Municipal, orgullo y presencia de la cultura barranquillera en toda la dimensión de su estirpe. Eran ayer los sueños del adolescente. Hoy, la estructura de una realidad.”
“A ti Gloria. A ti Clarita, mi sangre. Arpegios de mi vida. Este aval garantiza ahora el saldo de mi patrimonio espiritual. Tesoro en el que he invertido las únicas codiciadas acciones de mi vida: mi lealtad en favor de una de las causas delirantes sin par: Barranquilla.”
Para su esposa Gloria Díaz Picaluga, compañera de todas sus realizaciones desde el año de 1963, su hija Clarita, casada con el médico internista Nemer Dabage Forzzoli y sus nietas Susana, Alexandra e Isabela, residenciados en los Estados Unidos, nuestro mensaje de condolencia, y para Alfredo, un sincero reconocimiento por su imperecedera labor en pro de nuestra ciudad.
Alfonso De la Espriella Osío.