No me refiero a una mina del precioso metal, sino de plata como sinónimo de dinero, ese que regularmente escasea para poder desarrollar proyectos de carácter público, y desde hace años he considerado que el Distrito y de manera directa las sucesivas secretarías responsables de la movilidad vehicular no han aprovechado esa mina de plata diseminada por toda la malla vial de la ciudad, desperdicio que ha sido continuo desde antes de la llamada Metrotránsito y sus sucesivas, hoy Secretaría de Tránsito y Seguridad Vial del Distrito.
Esta consideración es sobre la base de suponer que son las multas por infracciones uno de los principales ingresos directos de esa secretaría, y de acuerdo con lo que resulta fácil apreciar, las cámaras para sancionar velocidades aún muy normales son las que hoy generan el mayor número de comparendos, otros serían por revisiones técnico-mecánicas y SOAT vencidos, y unos más por desobedecer el cinturón de seguridad, conducir alicorado o hablando por celular.
Pero en una ciudad donde la indisciplina es peste, donde un elevado porcentaje de los conductores practican el meimportaculismo, que no es otra cosa que “primero, segundo y tercero yo, y el resto que se frieguen con J, que yo hago lo que me venga en gana”, es una ciudad en la que se podrían imponer muchos miles de comparendos diariamente garantizando unos muy cuantiosos ingresos, recursos con los que se podría mantener en perfecto estado nuestra malla vial, rediseñar intersecciones conflictivas y construir nuevas soluciones para optimizar la movilidad vehicular.
De poco sirve ampliar con importantes inversiones vías hoy muy congestionadas si se continúa permitiendo que todo aquel que le dé su real gana se estacione sobre las ampliadas calzadas, convencido de que encender las luces intermitentes es suficiente para interrumpir el tráfico, y es ese parqueo en plena calle el mayor factor de afectación de la movilidad.
Si se dedicara el Distrito con su policía de tránsito a multar a todo el que se pille mal estacionado le sobrarían recursos a la respectiva secretaría, más si se incluyera a quienes obstruyen los cruces y como complemento se mejoraría muchísimo el tráfico vehicular. Otra tarea pendiente para lograr un positivo cambio ha sido el de solucionar el desorden de los buses urbanos al no obedecer paradas exclusivas y obligadas, como sí en otras ciudades del país.
Un programa integral para lograr lo aquí sugerido debería incluir un rediseño de calzadas hoy con amplitud suficiente para que cuenten con carriles adicionales de parqueo paralelos a la vía, manteniendo los actuales carriles de tránsito. Si se lograra todo lo anterior, muy económicamente se generarían nuevos recursos y se optimizaría la movilidad. ¡Sí se puede!