Después de la vergüenza que pasamos en Santa Marta ante el acto vandálico de un sujeto que arrojó una piedra al bus que transportaba al equipo Millonarios, en el que pudo perder la visión uno de los pasajeros al caer en su cara los vidrios de la ventana rota por el impacto, y que me costó una depresión futbolera -sobre todo, por ser el primer partido del Unión Magdalena de regreso a la Categoría A-, pude volver a creer en el fútbol.

Después, también, de la cantidad de memes que me enviaron que iban desde hacerme un diagnóstico de Alzheimer precoz hasta caricaturizar que estaba más perdido que gusano en baile de gallinero, sólo porque pregunté para qué partido se estaban preparando que yo no estaba enterado, pude disfrutar un espectáculo futbolero que me entusiasmó.

Esa sensación se la debo a la Selección Colombia de Fútbol Sub-20 que pude ver contra la Selección de Paraguay. Esos muchachos le devolvieron a mi alma futbolera el volver a disfrutar el fútbol como espectáculo.

Lo mejor de todo es que no conozco a ninguno de esos nuevos jugadores, por lo que estaba listo para dejarme sorprender, en especial, porque yo veo los partidos sin volumen, no necesito que me lo narren o me lo expliquen, lo estoy viendo y entiendo el juego.

Lo primero que llama la atención es la velocidad a la que juegan y un concepto diferente del 10, sin pausa, dentro del vértigo y la dinámica de todo el equipo. Eso establece una diferencia con nuestra concepción del 10 clásico que pisa el balón, levanta la mirada y decide la mejor opción.

La solidaridad de los delanteros para apoyar en la marcación y recuperación del balón es efectiva, así como el cambio a la fase de ataque, a unos niveles impresionantes, como su velocidad; ganaron el mayor porcentaje de duelos estando, incluso, uno o dos pasos detrás del defensa, y ganaban el balón.

Me dejó muy tranquilo la fundamentación de todos los jugadores, porque es la base de cualquier deporte, y en fútbol se trata de recibir el balón cuadrado y ponerlo redondo, es lo que garantiza el buen fútbol y el gol. La idea de juego que tienen es tan clara que cada cambio hace exactamente lo que le ordenaron y se nota la diferencia.

¿Queríamos un equipo que nos diera tranquilidad para enfrentar los retos presentes y futuros en los diversos torneos? Aquí lo tenemos, es un semillero fabuloso que nos puede garantizar un cambio generacional que mantenga la identidad de nuestro fútbol y pueda adaptarse a las contingencias que plantee el propio desarrollo del fútbol hoy y mañana que se resuelven, únicamente, jugando bien al fútbol..

Olvidé por un rato lo sucedido en Santa Marta.

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