La asombrosa capacidad de autodestrucción del gobierno del presidente Petro superó el mal trabajo realizado por la oposición.
Para infortunio del país tempranamente la Nación ha sido testigo de excepción de un gobierno que desde el primer día arrancó una loca carrera para autodestrucción de su proyecto político.
El primer presidente progresista de Colombia pasará a la historia como aquel elegido como consecuencia del fastidio producido por malos gobiernos de derecha que fue tan inferior por no haber interpretado los anhelos de la Nación e incapaz de materializar su propio proyecto político a causa de su monumental estupidez.
Para entender el episodio histórico de la autodestrucción del presidente Petro, hay que partir de su personalidad arrolladoramente psicótica que lo aleja de todo contacto con la realidad.
Se trata de un presidente que se creía grande, pero resultó tan pequeño porque no fue capaz de interpretar el momento político histórico que lo catapultó al poder y no supo superar gobernar como era obvio de esperarse con una clase política tradicional en contra.
Más que ello edificó una narrativa que se desvaneció día a día dado que sus actos de gobierno iban en contravía de sus propios postulados especialmente aquel relacionado con la lucha contra la corrupción.
Pero si hay algo significativo, por lo estúpido, para la autodestrucción de Petro, es intentar justificar ante el país su conducta reprochable, olvidando rampantemente que nadie puede alegar a su favor su propia culpa.
Los colombianos hemos sido obligados a presenciar la autodestrucción del gobierno de Petro a través de una transmisión televisiva en vivo de su consejo de ministros más reciente, convertido en realidad en uno de los últimos capítulos de la tragicomedia del gobierno, donde se desnudaron las más bajas pasiones, desenfreno, inoperancia, fatiga e intriga, de quienes nos gobiernan.
Sin duda, después de aquel capítulo de la tragicomedia, no queda nada a la imaginación de los colombianos, el presidente Petro mostró al país en tiempo real su imbecilidad y la de sus ministros.
Demostrándose que Petro está empeñado y de tiempo completo en obtener su autodestrucción. Nos queda rogar a Dios el mal menor para el país, porque sencillamente si había duda sobre el mal gobierno de Petro ahora no la hay “en Colombia no hay gobierno”, existe una recua de mentecatos que juegan a gobernarnos.
Que Petro alegue su propia culpa ante las cámaras de televisión, como causa de su ineficiencia administrativa, no lo exime de su responsabilidad de jefe de Gobierno. Ojalá el desenlace de esta tragicomedia no sea la autodestrucción en vivo y en directo de su propio protagonista.
@Orlandocaba