¿Puede decirse que después de haber caído en desgracia Eva y Adán fueron despampanantes? Mario Vivas Ch., Malambo

Esta pregunta pintoresca tiene sentido. Del latín pampĭnus deriva ‘pámpano’, que son los brotes de la vid, es decir, las hojas recientes u hojas de parra. Eva y Adán, habiendo desobedecido a Dios al probar el fruto del árbol del bien y del mal, sintieron vergüenza de sus cuerpos desnudos y se cubrieron con pámpanos u hojas de parra. Si consideramos que en español el prefijo des- tiene carácter negativo o de ausencia, Eva y Adán no fueron despampanantes después de haber caído en desgracia, porque esta palabra se refería a cuerpos descubiertos o sin pámpanos. Toparse con alguien desnudo sorprende, y, por eso hoy, por asociación, despampanante es algo extraordinario, imprevisto: “Ese edificio es despampanante”.

En su respuesta a “le volaron la pega” usted dijo que equivale a “sacar de quicio”. Ya no existen los quicios… Ernesto Niebles, B/quilla

En realidad, aún existen los quicios. En los marcos de puertas y ventanas hay un espacio destinado para fijarlas por arriba y por abajo. Ese espacio se llama ‘encastre’ y proviene del verbo latino incastrāre ‘encajar, acoplar dos piezas’. En efecto, en los encastres superior e inferior se engranan o se acoplan o se introducen las puntas de sendos espigones, lo suficientemente largos para que sin ser bisagras cumplan las mismas funciones y permitan que la puerta o la ventana se muevan. Ahora bien, por la manera como se erigen esas puertas y ventanas, resulta imposible volver a acomodar los espigones cuando estos se salen del orificio donde fueron encajados inicialmente, y entonces hay que deshacer y rehacer todo desde el comienzo. Por eso, para arquitectos y carpinteros una salida de quicio es una maldición. Y para un mortal corriente es indignación, rabia, pérdida de mesura o de tino.

En una nota de prensa, leí que respecto a determinado asunto “Trump tenía una mirada maniquea”… Daniela M., B/quilla

´Maniqueo’ proviene de ‘maniqueísmo’, religión fundada por Manes, profeta persa del siglo 3 d. C. Se refiere a individuos que solo miran dos extremos opuestos: lo bueno y lo malo, la luz y las tinieblas, lo amargo y lo dulce… Para ellos no hay puntos intermedios. Si el señor Trump tiene una mirada maniquea hacia determinado asunto, quiere decir que, según su criterio, ese asunto solo puede ser bueno o malo, lo que implica que el bien y el mal, lo virtuoso y lo amoral, mantengan una invariable pelea Una persona de mirada maniquea no contempla matices en sus apreciaciones.

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