Leyendo un post -imagino que escrito en tono jocoso-, que expresaba que “el papa Francisco felicitó al presidente Donald Trump porque tiene rezando a todo el mundo”, más que de risas me llené de preocupación por la tensión que vive hoy el mundo a causa de los controvertidos anuncios y decisiones del mandatario.
El aumento de los aranceles y las deportaciones masivas de migrantes irregulares, dos de sus principales promesas de campaña, aunados al cierre de las fronteras de Estados Unidos, están en marcha. Ni siquiera quienes tienen “parole humanitario” o permiso de permanencia temporal están a salvo pues está suspendido. Se estima en 11 millones el total de migrantes irregulares en EE.UU., la mayoría de México, país que ya recibió a 8119 deportados.
En el caso de los colombianos, han sido devueltos al país 871 migrantes sin documentación legal, de un total de 27.000 contra quienes hay órdenes de deportación. Luego del impasse por las deportaciones entre los gobiernos de ambos países, en que los presidentes cruzaron amenazas, la gran lección que se ratifica es que, cuando las relaciones entre Estados se tensan, siempre debe primar la vía diplomática para lograr una salida.
Pero la deportación masiva no es la única medida polémica de Trump en su segundo periodo en la Casa Blanca. Dio un giro total a las políticas sanitarias, excluyendo a su país de la Organización Mundial de la Salud.
Igualmente, del Acuerdo de París, pacto sobre el cambio climático, eliminando los compromisos suscritos para enfrentar sus efectos. Además, autorizó el incremento de las explotaciones de petróleo, gas y carbón, incluso en zonas de reserva natural, con la lapidaria frase de “vamos a perforar, baby”.
El desconocimiento de la diversidad de género y los derechos de la población LGTBIQ+ es otra decisión no solamente criticada y debatida, sino que causa temor entre estas personas.
Así mismo, la suspensión de la ayuda exterior que afecta a países como Colombia que recibía 420 millones de dólares, sumada al anuncio del desmantelamiento de USAID, la mayor donante individual para el financiamiento programas de desarrollo social.
Del mismo modo, la amenaza de la toma del Canal de Panamá y franja de Gaza. Además, el impulso colosal a la inteligencia artificial, con una inversión de 500.000 millones de dólares y la eliminación de los controles adoptados en el pasado Gobierno.
Miramos con preocupación lo que pasa en el mundo en la nueva era de Trump y, sobre todo, las decisiones y acciones unilaterales que tome sin medir el impacto negativo sobre la humanidad.
@Rector_Unisimon