Es un fenómeno global con más de 300 millones de personas que andan por el mundo sin rumbo fijo. Normalmente vienen de países perdidos en el desorden político o provenientes de unas dictaduras de sátrapas y corruptos. Siria, Nicaragua y Venezuela encabezan esta lista. Otros, como Haití, donde no hay posibilidades de subsistencia. Por su parte, México, Colombia, Brasil, y Cuba son los países latinoamericanos que aportan la mayor cuota a este problema humanitario. Son economías con extrema desigualdad como Honduras, Argentina y Guatemala.
En Haití, por ejemplo, parece que vive el diablo. Por su brujería le llegan huracanes, terremotos y unas cuantas enfermedades como el dengue y el cólera, además del hambre en toda su dimensión. Y con la llegada del presidente Trump se le cierran las puertas, pues no tienen nada qué ofrecer al país del norte, como petróleo, carbón, gas, agua, biodiversidad, ni ningún otro mineral. Es un país fallido. Sólo negritos de dientes blancos que cuando se ríen encolerizan al presidente gringo y lo ponen rojo como un ají mexicano.
Las medidas arbitrarias y groseras de Trump afectan la economía de estos países que viven de las remesas que envían los trabajadores latinos. En efecto, Colombia recibió en el 2024 cerca de 9.000 millones de dólares. Por su parte, México, el más beneficiado, con 65.000, seguido de Guatemala con 19.000 y República Dominicana con 10.000 millones de dólares.
Ahora bien, somos cerca de 200 países en el mundo. El 70% pobres. Y con esta pobreza mundial juegan muchos líderes como lo hace Trump. La deportación indiscriminada y cruel que inició recientemente afecta la economía especialmente del mundo pobre, al patear groseramente al trabajador latino que labora en el país del norte aportando a su economía doméstica como ganadería, agricultura, construcción y otro trabajo sucio que el gringo no hace y que le toca al latino por su condición económica. Y más barato. El migrante no compite con el trabajador local, lo complementa.
La deportación de migrantes delincuentes, indeseables y criminales es un derecho de los EE.UU. Pero los trabajadores honestos que han llegado hasta allá en busca de un mejor futuro, esperan un tratamiento más humano sin el desprecio de Trump, que con sus medidas arbitrarias y groseras está creando una atmósfera de odio como cuando nació la expresión Gringo go home. Seguramente que será víctima de su propio invento, como dijo el filósofo inglés, Thomas Hobbes. Homo homini lupus “el hombre es un lobo para el hombre”.
@FcuelloDuarte