No tenemos una cultura política que nos permita acertar al momento de elegir un presidente.
La debacle del gobierno Petro obliga a rectificar la posición ciudadana frente a las elecciones presidenciales de 2026.
No sirve la apatía electoral, ni el extremismo de derecha o de izquierda, ni siquiera el miedo que produce la desinformación, para elegir bien se requieren ciudadanos con un alto nivel de cultura política.
Elegir bien un estadista y no fallar en el intento es imperativo para los colombianos en 2026. Aunque no se avizora un estadista en la palestra actual, no debemos volver a elegir el menos malo, como tampoco movidos por el miedo y las pasiones.
Un candidato debe pasar el escrutinio por los menos de las siguientes dimensiones: personal, familiar, económica, social, gubernamental y judicial.
1. La dimensión personal hace referencia al equipamiento personal: taras, carácter, intelecto, debilidades, vicios, rasgos de personalidad y autocontrol del candidato estadista, no son negociables porque debemos elegir solo a las mejores personalidades.
2. La dimensión familiar es muy determinante, aquello de que en cada “familia de bien”, hay una “oveja negra”, ladrón, narcotraficante, saqueador del erario, o proclive al delito, además justificado en que los “delitos no son de sangre”, no se puede permitir si de elegir bien un estadista se trata.
3. La dimensión económica es transcendental, si bien no se trata de elegir ricos, bajo el argumento de que no tienen necesidad de robar, no es menos cierto, que se requiere un candidato estadista que no vea en la hacienda la oportunidad de escalar económicamente.
Es decir, debemos tener “olfato” para elegir un estadista con las manos limpias que no exponga sin pudor su necesidad de hacerse rico ni a sus familiares o amigos como resultado de aprovecharse del poder.
4. La dimensión social implica que no podemos darnos el lujo de escoger candidatos estadistas que socialmente estén rodeados de bandidos, expresidiarios y facinerosos.
5. La dimensión gubernamental hace alusión a la experiencia como elemento vital para la óptima selección de un candidato estadista. Un excelente candidato a la presidencia debe tener experiencia probada en la administración pública, para que no vaya a teorizar e improvisar en el ejercicio del poder.
6. La dimensión judicial implica que ni el candidato estadista ni sus familiares ni amigos hayan sido condenados por delitos comunes en ninguna época e inclusive no deben tener investigaciones inconclusas.
Elegir en 2026 un estadista para Colombia, en momentos cuando cualquier badulaque quiere ser presidente de la república solo porque sí, implica que debemos ser responsables con la Nación eligiendo bien el próximo presidente de los colombianos.
|@Orlandocaba