¿De qué sagrada manera podrán entender que las reformas y la imposición de nuevos impuestos para cubrir el funcionamiento del Estado no son el camino adecuado para lograrlo?

¡Hay impuestos por todo y para todo!

Impuesto a las ventas, impuesto a las rentas, al consumo, al timbre, al patrimonio, al rodamiento, a la gasolina, impuestos a diestra y siniestra, todo está gravado.

Al mejor estilo mafioso, servidores públicos de todos los niveles viajan, sus hijos están en colegios costosos y llevan una vida de millonarios, más bien de traquetos.

El gobierno debería crear una comisión que revise uno a uno los contratos y las actuaciones de estos funcionarios que, como si fuera poco, ingresan al top de los nuevos ricos; hasta no hace mucho, algunos vivían en arriendo o en la humilde casa de sus padres. Basta con ver las redes sociales, los lujos que exhiben a sabiendas que jamás podrán justificar el origen de sus ingresos.

Esta generación de nuevos ricos les hace perder el miedo y la vergüenza; creen que tapando sus actuaciones con los entes de control son invencibles y se proyectan como unos lores o señores a quienes los súbditos les rinden pleitesía. La descomposición viene porque roba la cabeza y empiezan a robar los que vienen detrás. No hay quien dé buen ejemplo ni quien lo reciba.

Hay corrupción en los círculos de la presidencia y hasta en el municipio más pobre, que ni en el mapa aparece. Mientras no revisemos y erradiquemos a los funcionarios depredadores del presupuesto, de nada servirá ahogar al pueblo con más impuestos que se malgastarán.

Tal vez el equipo instituido para crear o estructurar una reforma tributaria se dedique a investigar, al estilo de un bloque de búsqueda, la corrupción en todos los niveles: en el ejecutivo, el legislativo, en los departamentos, en las gobernaciones, en las alcaldías, en las instituciones descentralizadas, en las fuerzas armadas y, por supuesto, al interior de los entes de control; seguro encontrarán muchos personajes corruptos que no podrán justificar su riqueza.

Hay que revisar uno a uno a todos los servidores públicos de la nación, su casa, sus propiedades y su patrimonio, de esta manera, se descubrirá de dónde provienen sus ingresos, se podrá cortar de raíz gran parte de la corrupción y se podrá implementar la optimización masiva de los impuestos sin la creación de nuevos tributos; por el contrario, se podrán desmontar el recaudo de muchos ítems que afectan a los más necesitados.

Colombia es un país corrupto que la clase privilegiada quiere perpetuar en esa condición. ¡No más impuestos, más control al gasto, al derroche y a la corrupción!

@lavozdelderecho