La expresión motu proprio proviene del latín, con origen en el derecho canónico. Un motu proprio es un documento emanado del papa por su propia iniciativa y autoridad y los han usado para decretar cambios en la Iglesia sin necesidad de consultar a terceros. Hoy indica que una acción/decisión ha sido espontánea, sin solicitud o influencia de otros.
El Acuerdo climático de París cambió la cancha para las empresas de combustibles fósiles, pero también para los que las financian, las aseguran y todas aquellas que les prestan servicios. Escribí sobre la disolución de alianzas de éstas y de la renuncia de compañías a apegarse estrictamente al mandato verde, ya que afecta sus resultados mientras otros siguen trabajando en este frente. El sector bancario en Colombia no es ajeno a esta situación y así lo reseña un estudio del Banco de la República (2024). La explotación de fósiles es un motor clave de la economía y las presiones globales hacia la descarbonización han obligado a nuestros bancos a revisar su exposición a estos activos. Sus decisiones plantean desafíos importantes para su propia rentabilidad. Un riesgo para los bancos es que los activos de las empresas del sector pierdan valor, lo que podría traducirse en incumplimientos de deuda. Esto ha traído una disminución del 46% en créditos a estas empresas, según el informe, lo que afecta directamente los ingresos de los bancos, que históricamente se beneficiaron apoyándolos. Las empresas de fósiles con menor solidez financiera enfrentan barreras crecientes, pero las grandes y establecidas logran acceder a financiamiento en mercados internacionales. La disminución de préstamos afecta directamente la rentabilidad de los bancos colombianos y, de paso, a nuestro país, en el que estos combustibles representan parte significativa del PIB y 50% de las exportaciones. Los bancos pueden diversificar su cartera hacia otros sectores, pero no es fácil compensar la pérdida de ingresos generada por un sector históricamente rentable. El informe indica que la relación entre los bancos y el sector fósil no se ha roto por completo. Es poco probable que los bancos abandonen por completo este sector pues genera ingresos significativos; pero la transición energética está obligándolos a repensar sus estrategias de crédito.
Muchos tomaron decisiones de desmarcarse de los combustibles fósiles, pero no lo hicieron motu proprio, fue por presión política y para evitar el oprobio. Someter a esta industria, y a los que les prestan servicios, a la condena herética, atenta contra la fuente del 80% de la energía mundial y, contrario a lo que esperamos, quebranta las bases de una transición energética ordenada y justa.
@achille1964