La trascendencia de las festividades tradicionales del Caribe no está representada exclusivamente por las manifestaciones del Carnaval de Barranquilla; la verdadera riqueza está en lo multifacético de nuestra cultura, derivado del singular sincretismo histórico que se dio en cada población de la región y en las actuales expresividades folclóricas que la nutren, la engrandecen y la han convertido en una vivencia fiestera vernácula que, como una gigante manta, cubre buena parte del Caribe.

Enhorabuena, el sociólogo, historiador y profesor del Doctorado en Sociedad y Cultura Caribe de la Universidad Simón Bolívar, Edgar Rey Sinning, presentó el pasado 12 de febrero, en la sede cultural institucional, su libro titulado ‘Historia del carnaval de Santa Marta. Fugaz esplendor de una fiesta aristocrática y popular’, producto de una amplia investigación de más de cuarenta años.

Con la dedicación de un orfebre, el académico recopiló y analizó artículos de prensa desde mediados del siglo XIX, por la falta de literatura de Carnaval, al igual que registros fotográficos, testimonios de habitantes e información de viajeros. Además, documentos e investigaciones con referencias al Carnaval de Santa Marta, hasta completar esta magnífica obra que describe las raíces históricas de esta fiesta de goce colectivo y desinhibición.

El libro detalla antecedentes como las ceremonias festivas de los nativos de Santa Marta, del actual departamento del Magdalena, del Cesar, La Guajira y parte del Norte de Santander, que, con el paso del tiempo y factores claves como la llegada de los africanos esclavizados deriva en un sincretismo cultural que origina tradiciones, creencias y celebraciones nuevas. “Entre esas nuevas fiestas llega hasta nuestros días el carnaval: ya no europea, ni africana o indígena, sino latinoamericana”, menciona el autor.

Igualmente, la primigenia festividad en honor a San Agatón, el llamado “santo borrachón”, que data del siglo XVII, en Mamatoco, fundamental para el origen del sábado de carnaval samario y barranquillero y que, hasta la actualidad, se festeja como mucho baile, música y licor.

Del mismo modo, se despliegan aspectos históricos curiosos como la prohibición, mediante decreto, en 1846, de andar desnudos por la calle –como se estilaba–, o disfraces de Adán y Eva, entre muchos otros.

La obra de Rey Sinning nos invita a “sentipensar” este festejo del Caribe unido indisolublemente a nuestros orígenes, construido por quienes les dieron forma y que nos los dejaron como maravillosa heredad.

@Rector_Unisimon