Una sensación casi física, de felicidad, sentí, cuando vi la noticia en EL HERALDO, sobre la restauración del mural de Obregón: Tierra, Mar y Aire, y a la vez, un dolor extraño en las manos. Inquieta recordé el maltrato del alicate, al cortar y recortar, los pedazos de cristanac y acomodarlos al diseño del pintor Alejandro Obregón. En 1958, tenía la fuerza espiritual, necesaria para acometer el trabajo.
Trabajo, que hoy, me parece titánico. Muchos amigos llegaron y cortaron cristanac, hasta desfallecer. ¿Cuántos cuadritos de cristanac cortarían sumercè, y mi persona, hasta cubrir los tres pisos del Edificio Mezrahi?
No quiero ni pensarlo. Prefiero recalcar que esta restauración se debe al firme propósito del Alcalde Mayor, Alejandro Char, de restaurar toda la obra de Obregón que permanece en Barranquilla, a la intemperie:
Simbología de Barranquilla – Plaza de la Aduana
Caja Agraria – Edificio Manzur
Cosas del Aire - Museo de Arte Moderno
Llegamos al Cóndor, la única obra de Obregón, catalogada como escultura, contemporánea-expresionista, que recuerda a Boldoni, maestro italiano de su época.
Ante todo, es bien de Interés Cultural y Patrimonio Nacional, y como tal merecería tener un sitio donde pudiera ser admirado por todos. Obregón fue siempre miembro activo del Comité de Arte, del Centro Artístico, de donde surgió la idea del Museo de Arte Moderno, sería lógico y justo, que el sitio del Cóndor debería ser a la entrada del Museo de Arte Moderno de la ciudad, hoy en las capaces manos de María Eugenia Castro, que forma parte del propósito de Alex Char, de restaurar la obra de Obregón y participar en el mismo Museo de Arte Moderno, donde reposan muchas de las obras de Obregón de propietarios particulares.