Con la sonrisa a flor de labios, con el danzar de unas caderas que no mienten, con la alegría que rebosa en cada paso. Y es precisamente esta esencia caribeña la que Shakira, nuestra querida barranquillera, ha llevado al mundo entero.
La vida de Shakira es un ejemplo inspirador para la juventud colombiana y del mundo. Con su talento, disciplina y perseverancia, ha logrado conquistar escenarios y corazones. Pero también ha enfrentado desafíos y ha sabido levantarse después de cada caída.
En sus conciertos, Shakira nos invita a dejar volar nuestra alegría, a mover nuestros cuerpos al ritmo de la música y a cantar con toda nuestra alma. Pero también es importante recordar que la diversión debe ir de la mano con la responsabilidad y el autocuidado.
Así que, a todos los fans que se preparen para vivir los conciertos de Shakira, les invito a hacerlo con recato, responsabilidad y autocuidado. Disfruten de la música, del baile y de la energía, pero también cuiden su salud, su seguridad y su bienestar.
Después de haber tenido la oportunidad de bailar y cantar con Shakira en el escenario de los premios VMAs el año pasado en Nueva York mis hijas María Angélica y Valentina, junto con amigos que vienen desde Estados Unidos, se alistan para vivir la experiencia del concierto en Barranquilla. A esta aventura se unieron dos amigos holandeses, quienes, como ellos, vienen con la misma ilusión: ser parte del carnaval y ver a Shakira en el lugar que la vio crecer.
Este fenómeno no solo es un homenaje a la artista, sino también una celebración de lo que significa Barranquilla para el mundo. Es una ciudad que ha sabido combinar tradición y modernidad, que irradia calor humano y una energía única. Ver a Shakira sobre el escenario, cantando y bailando, es un recordatorio de que la música y la cultura de Barranquilla traspasan fronteras. Para Colombia, esta es una oportunidad de oro para mostrar al mundo la riqueza de su gente, su alegría y la fuerza de su juventud.
Este evento es mucho más que un concierto; es un símbolo de cómo la música une culturas, genera puentes y construye una identidad colectiva.
Para la juventud, es una fuente de inspiración, un recordatorio de que los sueños, cuando se persiguen con pasión y determinación, pueden hacerse realidad. Es una invitación a no solo soñar, sino a vivir intensamente, con responsabilidad, cuidando lo que nos hace únicos, y celebrando nuestra herencia con orgullo.
¡En Barranquilla se baila así!