La nueva película del reconocido director iraní Mohammad Rasoulof parece ser una una denuncia a su propia situación, que lo llevó al encarcelamiento en 2022 y, posteriormente, a exiliarse en Alemania debido a su disidencia con el régimen.

Como otros cineastas iraníes, Rasoulof ha tenido que filmar en la clandestinidad, y su obra alcanzó a llegar a tiempo para presentarse en Competencia en el Festival de Cannes, donde obtuvo el Gran Premio del Jurado.

Este thriller familiar, con elementos casi documentales, retrata las conductas misóginas y represivas del régimen teocrático de la República Islámica. La película combina de manera inteligente la denuncia social con el drama doméstico y el impacto psicológico que afecta de forma distinta a cada personaje.

El filme sigue a Imam (Missagh Zareh), un empleado del régimen que ha sido promovido al puesto de investigador, un escalón por debajo de juez, cargo al que aspira. Vive con su esposa Najmeh (Sohelia Golestani) y sus dos hijas, Rezvan (Mahsa Rostami) y Sana (Setareh Maleki), a quienes exige discreción en su vestimenta, en sus amistades y, sobre todo, en lo que publican en redes sociales, pues cualquier desliz podría afectar su recién adquirida posición.

El trasfondo político de la historia se vincula con las manifestaciones desatadas tras la muerte de Mahsa Amini en 2022, hecho que generó protestas masivas en Irán. Imam se enfrenta a estrictas regulaciones que a menudo entran en conflicto con sus propias convicciones morales: debe procesar casos y acusar a detenidos en los disturbios sin considerar cada caso en particular, y la justificación del régimen es la aplicación del mandato divino.

El drama social adquiere un carácter más personal cuando Imam pierde una pistola que le ha sido entregada para su protección, descuido que podría costarle tres años de prisión y la pérdida de confianza del régimen. Al mismo tiempo, sus hijas descubren que una de sus amigas ha sido herida en las protestas. Ambos hechos se convierten en una poderosa metáfora de la fragilidad del poder de Imam dentro de su hogar y de los riesgos que enfrenta como pieza dentro del sistema.

La obra deja al espectador reflexionando sobre la situación de la población iraní bajo este régimen teocrático, y las consecuencias específicas para las mujeres. Como candidata al Oscar a Mejor Película Internacional, esta historia ofrece una mirada cruda y realista a la represión política en general y sus devastadoras consecuencias.

@GiselaSavdie