Francia Márquez renunció al Ministerio de la Igualdad y, siendo honestos, no es sorpresa para nadie. Desde el principio, este ministerio fue más un eslogan político que una verdadera herramienta de cambio. Se vendió como una gran victoria para reducir las brechas sociales, pero en la práctica, no pasó de ser un cascarón vacío, lleno de promesas y escándalos.

Se suponía que el Ministerio de la Igualdad ayudaría a las comunidades más vulnerables, pero ¿qué hizo realmente? Más burocracia, más discursos rimbombantes y cero impacto real en la vida de la gente. Mientras tanto, los recursos se movieron sin claridad y las denuncias por mala administración empezaron a acumularse. Parecía más un proyecto para la foto que una solución efectiva.

Francia Márquez se va dejando más preguntas que respuestas. ¿Renunció porque no la dejaron hacer nada? ¿O porque vio venir el desastre y prefirió bajarse del barco antes de que se hundiera por completo? Lo cierto es que su salida no solo deja en evidencia las fracturas dentro del gobierno de Petro, sino que también confirma que su papel era más decorativo que decisivo.

La vicepresidencia alegó que su vida estaba en riesgo por hablar con la verdad y denunciar la corrupción. Sin embargo, llama la atención que de todas maneras se hubiera mantenido como vicepresidenta si lo que está denunciando es un sistema y situaciones al interior del gobierno, pero que igual decida permanecer en él.

El problema aquí no es solo la renuncia de la vicepresidenta Francia Márquez, sino lo que esto dice del gobierno en general. Si no fueron capaces de hacer despegar un ministerio que, en teoría, debía ser clave para su agenda social, ¿qué queda para los otros problemas del país? Mucho discurso, poca acción. Y la gente sigue esperando soluciones reales y el cambio que tanto se prometió.

A esto se suma que la renuncia de Márquez deja en el aire el futuro de los programas que, en papel, debían beneficiar a las poblaciones más vulnerables. ¿Quién tomará las riendas ahora? ¿Se hará una reestructuración real o simplemente seguirán con la misma inoperancia? Lo preocupante no es solo que Márquez se haya ido, sino que parece que el gobierno nunca tuvo un plan serio para que el Ministerio de la Igualdad realmente funcionara.

La renuncia de Francia Márquez es más que una crisis en el gabinete, es una señal clara de que el gobierno está perdiendo el rumbo. Y mientras los políticos se pelean y reparten culpas, las comunidades que realmente necesitan igualdad siguen en la misma situación de siempre: esperando que las promesas de campaña se vuelvan realidad.

@CancinoAbog