Quiero hablar del fracking por varias razones: la primera es que el país está sumida en el decrecimiento acelerado de las reservas de gas, por lo que hemos empezado a importarlo para uso domiciliario lo que aumenta sus precios (desde el 2016 ya se hacía, pero para el sector industrial) pudiéndolo obtener en muy poco tiempo a muy buen precio mediante el fracking.
La segunda, es porque nos quedamos con la retórica poco científica que manipula lo que es la tecnología del fracking condenándola a su rechazo social y a frenar incluso los pilotos de investigación que por consenso científico le fue recomendado al país.
La tercera, es porque la evolución tecnológica de esta técnica en los últimos 14 años ha sido impresionante, pero aquí solo nos quedamos con las versiones de antes del 2010.
El antifracking vendió muy bien porque nos expuso la técnica desde el apocalipsis, vendiendo posibles riesgos como realidades. Pero eso es jugar con la gente y manipularle la razón, les explico mejor: Si yo quisiera vender negativamente por ejemplo, la industria aeronáutica, yo les diría que montarse en un avión es supremamente peligroso porque al avión le podría fallar una turbina y caerse, que además se podría estrellar con la cima de una montaña y todos morir, o que en el despegue el avión requiere tanta potencia que podría no despegar y con una pequeña falla se podría ir de frente contra la ciudad, si usted viviera por allá en 1930, no conociera los aviones y nunca tampoco habría montado alguno usted podría ser muy vulnerable a esos comentarios y apoyarme en una campaña para que se prohíban los aviones.
Obviamente hoy sería muy difícil porque ya los conocemos y hemos experimentado que sus riesgos tienen un porcentaje bajo de que sucedan.
Lo mismo sucede con el fracking, nos vendieron sus riesgos, que genera terremotos, que contamina los acuíferos, que utiliza el agua del mundo y deja a las comunidades sin agua, como si fueran una verdad absoluta y con un 100% de probabilidad de que al hacer fracking inmediatamente todo eso iba a ocurrir.
Aunque, todos son riesgos que ya son prevenibles, mitigables y corregibles para que eso no pase, para la muestra, estados unidos lleva más de 15 años produciendo y hoy no son un desastre ambiental, por lo contrario año a año aumentan las inversiones en la técnica y cada vez esta misma los hace más fuertes económicamente y menos dependientes del resto del mundo, hoy son soberanos energéticamente.
Mientras, nosotros en Colombia cada vez más pobres, más necesidades insatisfechas, menos empleo, una economía descalabrada, con la energía más cara y para colmo de males y de postre, ahora el gas más costoso porque es importado. Lo paradójico es que ya estamos importando gas desde estados unidos, y adivinen, es gas de fracking.
Rifamos nuestra seguridad y soberanía energética por las ideologías y la soberbia del gobierno de turno, ojalá los colombianos podamos decidir los temas trascendentales del país de manera informada, entendiendo que toda actividad tiene riesgos, pero que la tecnología trabaja para que esos riesgos nunca se materialicen, así como lo hace la industria aeronáutica, así como lo hace la industria del petróleo, ambas manejan los mayores estándares de calidad en el mundo.
* Director Observatorio de Transición Energética del Caribe OTEC – universidad Areandina