En una era dominada por pantallas, la fe enfrenta la inesperada intermediación del algoritmo. La espiritualidad nutrida de reflexión y comunidad ahora compite con la inmediatez de los likes y tendencias. Así como la imprenta facilitó la masificación de la Biblia y su interpretación, las redes sociales están propiciando un renacer de espiritualidad con lo bueno y lo malo. El éxito en las redes no se mide por la calidad del contenido, sino por reproducciones, comentarios y seguidores. En diez años, desde el 2012, el papa Francisco acumulo 53 millones de seguidores en Twitter, convirtiéndose, según Burson-Marsteller, en el twittero más influyente del mundo. Sin embargo, las largas encíclicas han sido reemplazadas por mensajes de 280 caracteres. Aunque otras visiones también prosperan, no todas altruistas, la dinámica de la fe está cambiando en Colombia. Nuevas comunidades espirituales 100% digitales están floreciendo, aunque su interpretación puede desviarse de la ortodoxia.

Durante la pandemia, millones de fieles se convirtieron en alfabetos digitales para asistir a misas virtuales y estudios bíblicos. Diferentes religiones aprovecharon estos canales para evangelizar, compartir mensajes de esperanza, y conectar a creyentes dispersos por el mundo. En Colombia, donde más del 90% de la población se identifica con alguna religión, las comunidades virtuales de oración y reflexión tuvieron especial eco. Los Caballeros de la Virgen tienen más de 400 mil seguidores en Instagram, mientras que La Misión Carismática en Bogotá llega a los 210 mil. La evangelización ahora se manifiesta más allá del púlpito, la comunidad es digital.

No obstante, las redes sociales están diseñadas para captar la mayor atención posible, optimizando contenido que genere emociones intensas como indignación, tristeza, euforia o deseo. Esto conlleva el riesgo de trivializar o distorsionar lo sagrado para hacerlo más ‘consumible’. En un intento por ser relevantes, algunos predicadores han comenzado a replicar las dinámicas del entretenimiento digital, ofreciendo discursos simplificados con estética de espectáculo. Todos hemos visto videos virales de sacerdotes y pastores bailando en TikTok, el mayor despliegue se puede perder con las burlas. En este ecosistema que privilegia lo fugaz y lo escandaloso, figuras como el pastor Andrés Corson logran generar diálogos sobre valores y ética en el entorno digital. Así mismo, la comunidad de Cristovision, liderada por el padre Ramón, ha extendido el alcance de su canal de televisión. Aunque lo más impactante es el fenómeno del surgimiento de iglesias 100% digitales como Soplo de Vida, que construyen evangelización con comunidad en un contexto digital.

Sobra decir que otras religiones también están expandiendo su alcance. En el judaísmo, por ejemplo, se facilitan desde citas para solteros hasta el estudio del Kabbalah. La masiva expansión de la inteligencia artificial está facilitando la lectura sofisticada de la carta astral, al punto que el partido comunista chino ha tenido que emitir una circular limitando ciertos usos entre sus militantes. De todo hay.

La fe no tiene por qué sucumbir al algoritmo. Las redes sociales pueden ser un puente o un abismo para la espiritualidad, dependiendo de cómo decidamos usarlas.