Resultaron todo un éxito nuestras fiestas. Bien por la reina Tatiana Angulo Fernández De Catro. Cada carnaval supera a los anteriores. Es lógico, pues en cada temporada se identifican fallas que año tras año se van corrigiendo y adaptando al propósito del éxito. En consecuencia, el carnaval 2025 resultó mejor que el del año pasado, mejoró su manejo patrimonial, del orden, de participación de los diversos hacedores y protagonistas, de los variados escenarios urbanos donde se desarrollaron desfiles y eventos oficiales y privados, de la cantidad y calidad de carrozas, del número de visitantes, de la seguridad ciudadana, de los billetes que representó para la economía local, y hasta de la alegría y el entusiasmo de propios y foráneos, todos los que lo vivieron y gozaron. Similar éxito obtuvo el carnaval departamental, el gobierno Verano se esmeró en hacer llegar la euforia a todos los municipios, y a fortalecer y organizar el festival a los que ya tienen tradición en sus celebraciones. O sea, estamos en la cúspide nacional de todas las materias ciudadanas, nuestros gobernantes son los mejores.

No lamentemos mucho, entonces, que Joselito murió y quedó sepultado, y que volvimos a la realidad, que dicho sea de paso es una realidad bastante mejor que la de los otros territorios nacionales, sólo basta asomarse a las noticias para comprobarlo. Y no es que no tengamos problemas, sino que nuestros gobernantes vuelan a resolverlos, aún a pesar de un gobierno nacional que nos mezquinea el billete, no importa, fíjense que Álex sigue ampliando vías, construyendo otras nuevas para mejorar la movilidad, y adelantando importantes inversiones en salud, educación y otros frentes, haciendo rendir el recaudo distrital que, aunque menor que el de las otras grandes capitales, las obras son más notorias.

Lo peor del panorama es la alta probabilidad de que Petro se atornille en el poder, está en eso, así que podríamos continuar siendo ignorados. La manera de evitarlo está en nuestras manos: Es hora, entonces, de revivir aquella iniciativa de Verano en la constituyente, que hoy es norma y que abre paso a la independencia fiscal y administrativa de las regiones, la nuestra está conformada, pero le faltan los dientes que una buena y ágil gestión de nuestra dirigencia cívica y política podría otorgarle para actuar como región, ni siquiera un divorcio de cachaquilandia, sino una cordial separación que nos permita actuar sin el temor a las locuras presidenciales y a sus devaneos con los malandros. Seríamos la región mejor administrada.

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