Metamorfosis según la Biología, por definición, es el cambio que experimentan muchos animales, durante su desarrollo y que se manifiesta, no solo en la variación de la forma, sino también en las funciones y en el género de vida. O más simple, transformación de algo en otra cosa. La metamorfosis, una novela corta escrita por Franz Kafka en 1915 nos describe la historia de Gregorio Samsa, cuya repentina transformación en un enorme insecto dificulta cada vez más la comunicación de su entorno social con él, hasta que es considerado intolerable por su familia y finalmente perece.

Desde la época que vi tocar el acordeón a mi hermano mayor en un mecedorcito a sus 7 años rodeado de un público en la terraza de la casa, calle Canta Rita, Santa Marta, me vienen todos los recuerdos de la Piña madura, Compae Chipuco, valses, y otras canciones de la época, que posteriormente pude aprender a tocar. El vallenato fue traído a la casa de un músico, que tocaba flauta y piano, como un juguete, por mi abuela, quien, inocentemente, nos hizo combinar el acordeón con la música clásica europea, de la época de mi padre, un hijo de Mompós, en donde el piano era tenido, por las familias inicialmente pudientes pero, después, sin diferencias sociales, penetró en toda la población.

En la música de acordeón, cuyos orígenes nos narran los historiadores, se ha involucrado la participación europea, del blanco, el aporte del indio y el negro que, a pesar de sus crueldades a las que fue sometido, le aportó la mayor parte de la percusión, cajas y tambores, compartiendo simultáneamente con el indio, la guacharaca. Sin poder dejar por fuera la guitarra con la que conocimos el principio de los cantos vocales vallenatos, de inicio conocido en Ciénaga, Magdalena, como las primeras grabaciones, aun cuando también se encontraba en otros sitios, como en el Cesar, la Guajira, las sabanas de Bolívar, Córdoba y Sucre, se oían los cantos de los vaqueros o trabajadores de la agricultura o ganadería.

El vallenato salió del pueblo y se vistió de frac para llevarlo a la capital con el apoyo de célebres figuras como, Alfonso Lopez Michelsen, Pedro Castro Monsalvo y muchos más, impactando en los cuenteros como Gabriel García Márquez, periodistas y otros personajes que ayudaron a compartir su filosofía, y en general el encanto que despierta en sus diversas formas.

Hace unos años, con un grupo de amigos, algunos importantes artífices y amantes de esta música, pensamos que además del paseo, el merengue la puya y el son, se debería agregar otro, muy especial, el denominado vallenato romántico, que ha tomado cada vez más mucho valor, por su fuerte llegada a cualquier clase de público y, por los sentimientos que despierta en grandes mayorías, ya no solo de costeños sino también de todos los colombianos y extranjeros, convirtiéndose en una de las músicas más representativas de nuestro folclor colombiano.

El vallenato en la actualidad recibe el influjo de la juventud, de la tecnología, de la sistematización, de la inteligencia artificial, con grandes innovaciones, más participación femenina, más público joven, que comparte los clásicos con el modernismo.

Ojala, la metamorfosis del vallenato nunca llegue a la de Kafka, el humano, convertido en un insecto depredador que se guíe, por la envidia y el irrespeto a los demás, sino que por el contrario, nos ayude a limar todas nuestras contradicciones, odios y rencores que sin desaparecer, y por el contrario aumentar, no nos dejarán nunca conseguir la paz que todos tanto anhelamos.

@49villanueva