La recién estrenada serie de Netflix Medusa ha desatado una avalancha de comentarios en redes sociales como X y Threads, esos foros donde la gente vomita opiniones y escupe estupideces en letras.
El revuelo se encendió aún más con un video publicado por el mediático abogado Abelardo De La Espriella, en el que anunciaba con su estilo habitual que había logrado censurar la serie antes de su estreno, alegando que atentaba contra la honra y el buen nombre de una prestante familia costeña.
Días antes, el mismo De La Espriella había subido otro video compartiendo animadamente en un círculo muy privado con el patriarca de la familia Char, Don Fuad.
Ingredientes más que suficientes para que la muchedumbre de las redes cocinara la historia:
— “La serie habla de los Char”
— “Yurdaaa!!! Se encendió esto”
— “Se prendió el ventilador”
Un sancocho de teorías servido en bandeja de plata por el equipo creativo de la agencia de publicidad “Sancho BBDO” que, con una estrategia bien calculada, y un contrato publicitario teniendo como actor protagonista a Abelardo de la Espriella, logró exactamente lo que quería: que la gente hablara y hablara de la serie hasta lograr cifras récord el día de su estreno.
Pero después de tantas conjeturas, Medusa se estrenó, y la historia es la misma de siempre: ficción con libertad creativa.
¿De qué trata la serie? Después de soportar los primeros capítulos, tema para otra columna, queda claro que es la historia de una prestante familia barranquillera dueña de un conglomerado de supermercados, constructoras, aduanas y hasta un equipo de béisbol. Un patriarca al mando y una segunda generación en disputa por el poder familiar.
¿Se trata de los Char? No.
¿Está inspirada en ellos? Sus creadores dicen que no.
¿Ha sido un éxito mediático? Por supuesto que sí.
Utilizar la figura de Abelardo fue un gran acierto para la agencia, ¿pero lo fue para Abelardo? Él, siendo un prestigioso abogado, activista político y generador de opinión, imagino que al vender su marca personal para una publicidad disruptiva, evaluó el impacto que esto podría traerle a su imagen, y las lamentables asociaciones que seguramente se generarían en redes con la familia Char.
Porque no sé qué tanto le caiga en gracia al patriarca de la familia Char, que la opinión podrida de internet esté asociando su apellido con una serie de televisión que cuenta una historia de corrupción y asesinatos.
Pero bueno, para los publicistas y creadores de la serie, todo les salió redondo. Aplausos de mi parte como marketero que soy. La gente seguirá hablando un par de semanas más, mientras ellos, siempre tendrán la excusa que en el cine y la televisión, si los personajes y las historias se parecen a la realidad… es pura coincidencia.