En muchas relaciones de pareja, las mujeres suelen cargar con un peso invisible que va más allá de las tareas del hogar y la crianza de los hijos, se llama la carga mental. Este concepto se refiere a la responsabilidad de planificar, organizar y gestionar todas las necesidades del hogar, incluso cuando no se realicen físicamente. Es el trabajo de anticipar problemas, recordar fechas importantes, coordinar actividades y tomar decisiones constantes para el bienestar de la familia.
La carga mental es el esfuerzo cognitivo y emocional que implica gestionar las necesidades de la familia. A diferencia de las tareas domésticas físicas, que pueden dividirse de manera equitativa, la carga mental implica estar en un estado de alerta permanente para asegurarse de que todo funcione.
Las mujeres han sido educadas para asumir este rol. Desde la infancia, muchas crecen con la idea de que deben ser las encargadas de la organización doméstica, mientras que los hombres suelen desempeñar un papel más pasivo o reactivo. Aunque hoy en día hay avances, esta desigualdad persiste en muchas parejas, generando un agotamiento constante en las mujeres.
Si te sientes constantemente agotada o si sientes que tu pareja “ayuda” en casa en lugar de compartir la responsabilidad, es posible que estés cargando con la mayor parte del peso mental. Algunas señales de que la carga mental está afectando tu bienestar incluyen:
-Sentir que tienes que recordar todo: citas médicas, facturas, actividades escolares, compras del hogar, entre otros.
-Delegar tareas y aun así tener que supervisar que se cumplan.
-No poder desconectarse, incluso en momentos de descanso o vacaciones.
-Sentir frustración o resentimiento hacia tu pareja por la falta de iniciativa.
-Estrés y ansiedad constantes por la gestión del hogar y la familia.
Equilibrar la carga mental en la pareja requiere conciencia, comunicación y compromiso de ambas partes. No se trata solo de dividir las tareas, sino de compartir la responsabilidad de manera equitativa.
El primer paso es visibilizar la carga mental y reconocer que existe una desigualdad en la distribución de las responsabilidades. Hablar abiertamente con tu pareja sobre cómo te sientes y explicar la importancia de compartir la gestión del hogar es esencial para iniciar el cambio.
No basta con pedirle a tu pareja que te ayude en ciertas tareas, sino que debe asumir la responsabilidad total de algunas áreas del hogar. Por ejemplo, en lugar de pedirle que saque la basura, solicítale que se encargue completamente de la gestión de los residuos: saber cuándo es la recolección, comprar bolsas, asegurarse de que todo esté en orden sin que tú tengas que recordárselo.
Elaborar una lista de todas las tareas y responsabilidades del hogar ayuda a visualizar la carga real de trabajo para cada uno.
@drjosegonzalez