Mucho ha dado de qué hablar en estos días la serie Medusa, sobre todo en esta esquina del país en donde supuestamente se desarrollan los hechos. Muchos nos reímos de todas las exageraciones y barbaridades, y hasta nos preguntamos si será verdad que “cara ‘e ñame” se usa con tanta frecuencia. Otros tantos, nos ofendemos de que nos pinten todavía como unos vulgares, holgazanes, a quienes se nos va la vida haciéndole siesta a todas las arepa ‘e huevo y cervezas que consumimos a diario. En lo personal, no es el acento lo que me molesta, sino esa representación caricaturesca de la idiosincrasia caribe que suele salir siempre que nos miran desde el interior.

Cuando una serie vuelve a caer en los mismos estereotipos trillados, pierde la oportunidad de mostrar la verdadera riqueza cultural y quienes realmente somos. No culpo a los actores; hicieron lo que pudieron con lo que les dieron. El problema viene desde arriba: los escritores, productores y directores, quienes no supieron ver más allá del cliché. Pero al final, más allá de las vulgaridades cada 2 palabras, la serie de alguna forma sí sirvió de plataforma para mostrar lo mejor de Barranquilla, porque las escenas donde se ve la ciudad y las muestras de carnaval, por ejemplo, si trasmiten esa esencia vibrante y alegre que nos caracteriza y que seguirá encantando a quienes nos viven y nos gozan. Entonces al final sí creo que podemos darle las gracias a Netflix por promocionar la ciudad, así sea a punta de pura ficción.

¿Será envidia? No me importa, si seguimos dando de qué hablar, es porque les fascina lo que somos, y se reafirma lo que dijo en algún momento el gran David Sánchez Juliao, que somos feos pero chéveres. No es casualidad que el Carnaval de Barranquilla reciba miles de turistas nacionales e internacionales cada año y haya sido declarado Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad. Tampoco es coincidencia que el Festival Vallenato convoque a multitudes que llegan de todos los rincones del país para rendirle tributo a la tradición oral de nuestra tierra. Algo debe tener Cartagena y Santa Marta para que a diario lleguen cruceros llenos de turistas extranjeros fascinados con nuestras costas. Y si hablamos de personajes, es innegable que Barranquilla ha dado al país mujeres icónicas como Shakira, Sofía Vergara, Silvia Tcherassi; y la Costa además a figuras ilustres de la música y la literatura como Carlos Vives y Gabriel García Márquez, por nombrar algunos. Digan lo que digan, somos de mostrar.

Hay algo en nuestra esencia que atrapa, aunque desde otras regiones no siempre lo entiendan. Y al final, quienes deberían sentir pena ajena por esta caricaturización son el director y los productores que intentaron meternos en una caja... pero saben que no pueden dejarnos quietos. Que nos sigan promocionando, al final es publicidad gratis, y estoy seguro de que los que vengan si se van a encontrar con la realidad y quedarán aún más enamorados.

@miguelVergaraC