no de los más graves fracasos de la humanidad, definitivamente, es no haber erradicado o llevado a su mínima expresión el hambre en el mundo, aun habiéndose fijado la meta del “hambre cero” a 2030, uno de los principales Objetivos de Desarrollo Sostenible, definidos por la ONU.
Se estima que, a 2023, el 9,1 % de la población mundial, es decir, 733,4 millones de personas padecieron esta oprobiosa situación. En el caso de América Latina, la cifra es de 6,2 %, lo que corresponde a 41 millones de personas en la región, según el Panorama Regional de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición de esta región, de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Aunque la estadística de 2023 bajó en 0,4 puntos porcentuales con relación a 2022, el informe reporta un retroceso de quince años en los avances en la lucha regional contra el hambre, debido a la pandemia y al complejo contexto de conflictos sociales, crisis económicas, desigualdad e inequidad. Otro factor de gran impacto son los fenómenos climáticos, siendo América Latina la segunda región del mundo más afectada, después de Asia; veinte de sus países tienen una alta exposición a los de carácter extremo, que atropellan con mayor fuerza a la población pobre.
El tema también fue analizado durante el encuentro regional de la Red de la Sociedad Civil del Movimiento Scaling Up Nutrition (SUN), llevado a cabo entre el 25 y el 28 de febrero, en Bogotá. Esta organización, que hace parte de la iniciativa creada por el secretario general de las Naciones Unidades en 2010, con la misión de apoyar los procesos para eliminar la malnutrición en el mundo, difundió su estudio sobre prioridades de seguimiento y política pública en los países asociados que, entre otras conclusiones, arroja que la desnutrición crónica en la mayoría de países de América Latina es mayor en el periodo de uno a tres años de edad; Colombia junto a Ecuador, El Salvador y Costa Rica, no han reducido la desnutrición crónica. Además, el país está entre los que tienen mayor prevalencia de bajo peso de los niños al nacer y de anemia en las mujeres en el grupo etario entre los 15 y 49 años.
El hambre es una gran ignominia que afecta directamente la salud de las personas, limita el crecimiento y el desarrollo intelectual de los niños y, lamentablemente, se agrava con las coyunturas sociales y climáticas. El redireccionamiento de las estrategias y la aceleración de las acciones enfocadas a este flagelo es necesario y urgente.
@Rector_Unisimon