Dicen que el Presidente Petro está loco. Dentro de mis pocos conocimientos que tengo sobre psicología, antropología, sociología, filosofía y ciencia política, puedo afirmar que es todo lo contrario. Petro es un estratega político 24/7. No pierde oportunidad ni espacio para lanzar sus globos con humo aturdidor. Es su estilo de gobierno del cambio. En el hemisferio norte, el gringo se copió del Presidente Petro y está haciendo lo mismo pero con otra cara, puños y patadas, levantando humareda y madrazos por doquier. Trump es un lunático. Petro contempla la luna con una admiración intermitente.

El proyecto de reforma laboral presentado por el gobierno del cambio a consideración del Congreso de la República, y que fue hundido por la comisión séptima del Senado, tiene el siguiente perfil que pocos conocen: a)Es bueno para la clase trabajadora, b)Es malo para los tres millones de desempleados del país y c)Es malo para la clase empresarial pues eleva los costos de producción desalentando al gremio, lo que impide que el sector crezca y genere empleos. No hay que matar la vaca, como dijo Mujica, el expresidente uruguayo: “la vaca hay que ordeñarla, alimentarla y mimarla, pero no matarla”.

En Colombia hay 18 millones de trabajadores. El 80% lo pone el sector privado, el saldo el sector público. El 90% de los municipios no generan empleo. Viven de las transferencias nacionales y están atados a la Ley 617 de 2000. Esta es la realidad del país.

Una reforma de este calibre había que concertarla ante los tres sectores de la economía afectados. Concertación con inteligencia. No la calle. El pueblo sale a la calle sin saber a qué. Su ignorancia es escalofriante. Ese no es el camino. Si bien la consulta popular es un mecanismo de participación ciudadana amparada por la Constitución Política en su artículo 103 y reglamentada por las Leyes 134 de 1994 y 1757 de 2015, esta figura no soluciona nada. La anticorrupción de Claudia López costó cerca de 500.000 millones de pesos en un país tan pobre y sólo sirvió como plataforma de su proyecto político para llegar a la alcaldía de Bogotá.

La nueva propuesta de Petro vale cerca de 700.000 millones de pesos, requiere unos 13 millones de votos y su trámite dura más de 6 meses para que la Registraduría convoque a las elecciones. La administración pública es con alta gerencia y un liderazgo con pensamiento sistémico. De lo contrario, estaríamos en un escenario macondiano frente a una caimanera riéndose de una nueva patria boba, pero sin bobos.

@FcuelloDuarte