Es bueno recordar que cuando La Guajira arribó a sus primeros 35 años de vida administrativa, el Fondo mixto para las promociones de las culturas y las artes, editó en la época, el título de esta columna, que se convirtió en el premio departamental de ensayos, siendo gobernador de La Guajira, el sociólogo Álvaro Cuello Blanchar y la directora del Fondo Mixto Soraya Salcedo...

que el pueblo guajiro debería navegar en el mundo de la globalización con el conocimiento, la información y la educación como brújula pero con la identidad cultural como ancla”.

Una verdad de apuño que no necesita discusión y que han pasado 60 años( el próximo 1 de julio cumple 60 años de vida administrativa) y todavía andamos buscando esa brújula que no hemos encontrado y el ancla se ha perdido también en los vericuetos de la ineficiencia y de la ineficacia y el conocimiento, la información y la educación la continuamos manejando a medias y el mundo globalizado pasa por nuestras narices y todavía no hemos aprendido la lección y hemos perdido un tiempo maravilloso con nuestras fortalezas y oportunidades para que La Guajira avance por la autopista del desarrollo. Es bueno reconocer que hemos avanzado a medias y eso no lo podemos negar. El gobernador Jairo Agiilar Deluque a pesar de todas las dificultades financieras está llevando a La Guajira a puerto seguro y El Cerrejón también ha contribuido con avances en su zona de influencia.

Aparentemente continua con muchos baches y todavía sin pavimentar en su área geográfica y pareciera que los caminos de herraduras de nuestros procederes y de nuestros actuares continúan cabalgando en la línea de la mediocridad para mantener esa guajira pluriétnica y multicultural que debe ser la guía o la referencia de lo que somos como departamento y como península ancestral y que no debemos cambiarla por factores exógenos que le han hecho mucho daño en ella.

Tomando algunas referencias de grandes investigadores podemos resumir en primera instancia lo que es la cultura wayúu: “son los wayúu, los miembros de un grupo étnico, que tienen su propio asentamiento en el departamento de La Guajira, se distinguen por su forma tan peculiar de comportarse atendiendo a una idiosincrasia particular que arraiga una cultura sin procedentes. La cultura indígena wayúu, la constituye la Gran Nación Wayúu, que hace más de 500 años, ha venido recibiendo influencias externas, propiciando cambios significativos en el seno de esta colectividad…”.

“La quimera estampa del guajiro y de La Guajira quedó tan fijada en la mente del resto de colombianos, que todavía resulta difícil encontrar una referencia nuestra en los medios de comunicación sin que aparezcan los calificativos de “población o tierra exótica”, “misteriosa”, “enigmática”, “de leyendas”, entre otros, aunque “muchos de los periodistas que se internan en el desierto, incrédulos de que nuestra realidad es superior a las fantasías, mareados por el espejismo de la pampa, pierden las nociones de la naturaleza, tiempo y espacio, y les perece ver salir el sol de noche, así como se sienten amenazados por hombres fantasmas con flechas envenenadas o escuchan chillidos de sirenas y rumores de multitudes que vienen del mar”.

Aunque hoy el mundo vive pendiente de La Guajira, pero del exterminio del pueblo wayúu, de las rutas de la droga, del contrabando y de lo violento que somos o parecemos, pero no de su subdesarrollo y de sus necesidades. Nos juzgan como perros y nos tratan como burros incluidos varios loquitos que aúllan como lobos para tomar su presa, pero no para sentar posiciones de lo que somos y no de lo que parecemos.