Esta semana medio país se horrorizó al ver las imágenes que presentó el noticiero CMI que muestran la manera como los pescadores artesanales cercenan las aletas de los tiburones vivos para luego devolverlos al mar con escasas posibilidades de sobrevivir, practica a la cual se le llama aleteo.

Después de la orca, el tiburón es el depredador más temido de los océanos. No todas las especies, sólo algunas. En realidad, el hombre es más peligroso para el tiburón. Según cifras mundiales, de cada 75 ataques de tiburones a humanos al año, solo 10 son mortales. En cambio, mueren al año 30 millones de tiburones por cuenta de la pesca deportiva o comercial.

Según afirmó el biólogo marino y director de Operaciones de Investigación de la Universidad de Texas A&M, Diego Gil, “Se estima que queda menos del 10% de los tiburones que existían en el planeta hace un siglo”, un dato que empeora si tenemos en cuenta que los tiburones nadan en los océanos desde hace más de cuatrocientos millones de años.

Hasta esta semana, el aleteo era una antigua práctica desconocida para buena parte de colombianos, incluyéndome. Es una práctica ilegal que termina en el mercado negro, particularmente en el asiático, donde las aletas de los tiburones son muy apreciadas para preparar una sopa que se ofrece tradicionalmente en las bodas de la clase alta de China y Corea. Ya sabemos cuántos habitantes tiene China, por lo que la demanda de aletas es cada vez mayor. China es también uno de los países donde más ha crecido la clase media, y todos querrán tomar sopa de aleta en sus matrimonios.

El lío no es que consuman esta famosa sopa, sino la crueldad a la que los pescadores artesanales someten a los tiburones con el objeto, entre otros, de ahorrar espacio en las bodegas de los barcos. “Según estudios científicos -se lee en el portal de la organización Oceana, de Perú-, cada año las aletas de hasta 73 millones de tiburones terminan en el mercado mundial”.

No todas son ilegales. En Perú, por ejemplo, la norma exige a los pescadores desembarcar los tiburones pescados “con la presencia de la cabeza y todas sus aletas, total o parcialmente adheridas a su cuerpo en forma natural”. Ante la polémica que suscitó en Colombia, el MinAgricultura explicó que la resolución 350 de 2019 especifica que “el tiburón debe llegar a puerto con la aleta adherida”.

Sin embargo, Sandra Bessudo, directora de la Fundación Malpelo y bióloga marina, dijo otra cosa: “Hemos trabajado más de 20 años para conocer sobre estas especies, los tiburones en general, que están siendo amenazados por la pesca ilegal, pero también por el aleteo. Hemos trabajado muchos años para prohibir esto, pero le pusieron un mico poniendo pesca incidental. Esta norma está fomentando la pesca y el aleteo. Yo no sé quién está asesorando al ministro, pero está muy mal asesorado”.

Como leí en un trino, “es imposible ser insensible ante este tipo de pesca”. Durante la campaña presidencial, Duque promovió la cultura animalista. Ojalá el ministro revoque pronto esta resolución. O al menos corrija lo que toca corregir.

@sanchezbaute