Lo de Chile comenzó con unos colegiales manifestándose en una estación de metro de Santiago. Salieron a la calle –más de un millón en una ocasión– luego de la marcha de los ecuatorianos y antes de la de Bolivia, adonde la ultraderecha llegó con Biblia en mano creyendo que los problemas son religiosos y no sociales. Veintinueve días después los chilenos lograron cambiar la Constitución.

En Colombia, en lugar de adelantarse a solucionar las razones del paro de este jueves 21, el senador Uribe trinó hace un par de semanas “advirtiendo” sobre sesenta venezolanos que marchaban por una carretera colombiana con la intención de tomarse a Bogotá (parece un chiste). A partir de ese momento al país se lo tomó el miedo y la rabia.

Y más cuando apareció el video de un encapuchado llamando a incendiar las estaciones de Transmilenio y del metro, que no existe. Era tan notorio el montaje que en menos de 24 horas se convirtió en pasto de memes. En la profunda polarización que vivimos es claro que, ante cualquier llamado o advertencia de Uribe a sus huestes cada vez menores (hoy solo lo apoya el 31%), la contraparte de inmediato se enfoca en lo contrario.

Fue entonces cuando ‘El Patriota’ anunció que un ejército bajo su mando se encargaría de la seguridad de ese día. Con esto, la medición de fuerzas pasó a ser casi un grito de guerra. ¿De dónde salió la idea de la violencia si no del mismo gobierno, que se ha empeñado en hacer de la rabia y del miedo herramientas de dominación y control?

El manejo de esta situación se ha hecho, desde el inicio, de manera irresponsable, especialmente sabiendo dónde comienzan los paros, pero no cómo terminan. Marchar no necesariamente significa violencia, pero el Gobierno en su delirio así ha querido divulgarlo, viendo ritos satánicos donde no los hay. ¿Por qué tanto interés en enrabiar al país? Fue el mismo gobierno quien difundió la profecía de la violencia, quizá apostando porque se cumpla. ¿Acaso justifican de antemano los abusos del Esmad?

No es sólo exigirlo a los marchantes: el presidente también tiene que garantizar que ese día no haya violencia. Es su responsabilidad que el paro no se salga de cauce. Ojalá sea consciente del incendio que su mismo gobierno puede generar por andar jugando con fuego.

PD. Cuando GGM anunció que vestiría de liqui-liqui en la ceremonia del Nóbel, la oligarquía bogotana se burló porque les parecía corroncho. ¿Qué diría, de estar vivo, Roberto Posada al ver esta semana al rey Felipe vistiendo de guayabera en Cuba? La prensa madrileña reivindicó como de origen español a esta la prenda que identifica hoy al Caribe y recordó que el alfarero José Pérez Rodríguez y su mujer, la costurera Encarnación Núñez García, fueron sus autores cuando, en 1709, llegaron de Granada a Sancti Spíritu, una villa en la isla. La mujer recibió un cargamento de lino español con el que su marido le pidió la confección de una pieza tipo gabán y ella le cosió una camisa con bolsillos delanteros para llevar el tabaco. Con el paso del tiempo los campesinos que recolectaban guayabas la hicieron suya. De ahí su nombre.

@sanchezbaute