Ricardo Gutiérrez es un reconocido empresario vallenato interesado por la investigación del folclor, lo que lo ha llevado a visitar muchos de nuestros pueblos del Caribe siguiendo el rastro de la biografía de cantantes y compositores. Así hizo en días pasado cuando, en su interés por conocer dónde y cómo nació la celebrada canción 039, visitó Zárate, un pueblo a una hora de Plato donde conversó con los hijos de Alberto Luna, amigo cercano de Alejo Durán.
Su interés por conocer más sobre todos los géneros musicales lo llevó en marzo de 2017 a crear un chat en Whatsapp, junto con tres amigos, que pronto se fue extendiendo y hoy aglutina a más de doscientas.
Se llama Música sin frontera y de este grupo hacen parte investigadores consagrados y grandes conocedores de la música de acordeones, como Julio Oñate Martínez y Rodolfo Quintero Romero, pero también cantantes y acordeoneros, como Iván Villazón y doce reyes vallenatos.
Hay también seguidores de otros ritmos, como Juan Piña. O Ramiro y Alfonso de la Espriella y Remberto Burgos, reconocidos seguidores de porro y música de bandas. O Carla y Antonio Celia quienes, junto a David Maestre, Guillermo y Delio Cuello y el “Cachaco” Correa y su señora, aportan sobre los carnavales barranquilleros.
El grupo ha sido tan exitoso que en un par de ocasiones ha ido más allá del interés musical y sus miembros han aportado de su bolsillo para ayudar en causas humanitarias, como sucedió con Julio Rojas, un rey vallenato a quien el destino guio por malos pasos. El grupo le colaboró económica y emocionalmente y lo sacó de la olla. El hombre no sólo se ha reintegrado a su familia, sino que también ha vuelto al acordeón y hasta ha tocado con Silvestre.
Lo mismo pasó con Julio Herazo, compositor del tango Lejos de ti y de canciones como La mujer que tengo y Rosalbita. En Herazo lo trasladaron de Guamal a Valledupar, donde le costearon exámenes y consultas médicas y hasta le regalaron un aire acondicionado para su casa.
Curiosamente, la mayoría de los miembros del grupo no se conocen personalmente, de modo que han organizado un gran encuentro en Valledupar el próximo viernes 1 de febrero. De momento han confirmado más de cien personas que se hospedarán en diversos hoteles de la ciudad para asistir a un gran almuerzo en La casa en el aire, un sitio campestre de propiedad de Ricardo Gutiérrez desde donde se aprecia toda la ciudad. También habrá recorrido por diversos sitios turísticos.
Más allá de la loable tarea de la investigación musical, a Música sin fronteras hay que abonarle también el interés, indirecto, por generar turismo a la ciudad con dineros privados, no como pretenden tantos, que recurren a la Casa de la Cultura para hacerse a fondos del Estado que ya sabemos que terminarán en manos de los organizadores. Beto Murgas y su Museo del Acordeón es otro gran ejemplo de genuino interés por la cultura y no por el dinero de la Oficina de Cultura. Es muy poco este dinero y no puede seguir repartiéndose por meros intereses políticos.
@sanchezbaute