L a 4ª. revolución industrial que combinan lo físico, digital y biológico, va más allá de la digitalización, exaltada en la economía desde mediados del siglo XX. La interpretación actual y más con la pandemia obliga a reformular interrelaciones, desde la instrumentalización digital (aparatos y sistemas) a la transformación digital (apropiación en la gestión de procesos), contemplando escenarios para responder a la nueva realidad por supervivencia y luego, por sostenibilidad.
Los actores económicos creen estar enfocados hacia la transformación mediante la implementación de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. Con el fin de no quedarse atrás y adaptarse a las nuevas condiciones del mercado, están tomando la “digitalización” como “transformación” con el nombre pomposo de “transformación digital”. Pero una cosa es transformar y otra digitalizar. Por ello es prudente llamar la atención sobre este fenómeno, revisar y sentar las bases que le permitan a las organizaciones implementar un plan para enfrentarse al incierto horizonte que proyecta la postpandemia.
Ante este escenario, las organizaciones deben revisar el modelo mental del que venían y empezar a entender el cambio de perfiles y competencias para enfrentar la nueva realidad. Cuando las organizaciones desafían estos retos, normalmente dan mayor importancia a lo instrumental (infraestructura y aparatos) y menor a la transformación humana (capacitación y adaptación). Esto puede ser un error debido a que la actual situación exige un cambio de cultura y trabajar con mayor empatía, resiliencia, cercanía e innovación, esto es, transformación.
Como medida de la digitalización, en Latinoamérica en los dos últimos años, creció la penetración a internet al 5%, aunque con brechas de cobertura digital del 20% entre zonas rurales y urbanas. En velocidad está en 22,2 Mbps frente a una media mundial de 34,5 Mbps. Hay algo digitalización, pero en transformación, según de la UIT 2019-2020, se muestran grandes brechas entre países según sus conocimientos digitales: en habilidades avanzadas (programación especializada, configuración y uso de software, conexión de dispositivos) el rezago es general solo del 3 a 12% de habitantes alcanza un nivel superior; en cuanto a conocimientos intermedios (transferencia de archivos, manejo de hoja de cálculo, presentaciones digitales), 12 al 37%; finalmente, en conocimientos básicos (enviar correos con adjuntos, usar procesadores de texto, copiar y mover archivos) 20 al 52%, alcanzan cierto nivel. Se nota avance en digitalización por la pandemia, pero por eso mismo la brecha de transformación se ha ampliado y es un dilema que debe resolverse para no profundizar el rezago adicional al que se podría ver sometida la región.
*Andrés Castellanos
Profesor de Logística y Comercio Exterior, Universidad del Norte
*Jahir Lombana
Profesor de Competitividad y Economía Internacional, Universidad del Norte.