Durante los últimos ocho años tuvimos a una persona en la Casa de Nariño que fue capaz de pactar con un régimen dictatorial para resguardar sus premios internacionales y su pensión de conferencista. Hoy, los que lo aplauden deberían enterarse de que no le tembló la mano para entregarle al chavismo a activistas de derechos humanos, como lo hizo con Lorent Saleh, quien desde Colombia denunciaba al régimen tirano de su país.

En el 2007, el Parlamento Europeo distinguió a Lorent con el premio Sájarov por sus acciones en pro de los derechos humanos, lo cual ayudó a que se visibilizara su caso y se lograra su liberación hace pocas semanas.

Lorent es ahora un hombre libre. Desde España, describe que estuvo encarcelado y fue torturado durante cuatro largos años por el chavismo y detalla: “Juan Manuel Santos, Nobel de la Paz, me secuestró y me entregó en un pacto con Maduro”, (Diario El Mundo 28 oct. 2018: https://goo.gl/Bxyx3v). Dura, pero real denuncia que muchos quieren callar: el premio Nobel que “extraditó” al premio Sájarov a sabiendas de la tortura que lo esperaba.

Lorent narra que, en el centro de tortura de La Tumba, ubicado abajo de la plaza Venezuela en Caracas, el régimen lo sentaba en una silla en un cuarto blanco sin ventana o sonido alguno: “¿Qué pasa a las 12 horas de estar en esta posición, con las manos esposadas y una intensa luz blanca en la cara? ¿Y a las 24? ¿Y a la semana? Extenuado. Destruido. Haciéndome todo encima (…) Soportando chorros de agua sobre el cuerpo cada hora. La luz blanca, siempre blanca... Luego la corriente eléctrica... Los golpes (…) se cuidaban de no dejar huella. Buscaban métodos alternativos a la violencia a palos, porque no les convenía. A otros presos directamente les rompían las costillas y los dejaban morir”. Lorent describe que era deporte golpear a la gente, que lo más difícil era el silencio frente a lo injusto; algo que es sintomático en la Venezuela de hoy. El problema no es que te golpeen, es que tú te acostumbres a que te golpeen. El problema no es que el gobierno someta al pueblo, es que el pueblo se haya acostumbrado a ser sometido.

Carlos Nieto, abogado de Lorent, afirma que a su cliente lo entregaron ocho horas después de detenerlo en Colombia: “no existía dentro del expediente de Lorent ninguna orden de captura ni tenía código rojo de Interpol, ni solicitud al Gobierno de Colombia para que lo expulsara”. (El Espectador, 10 sept. 2014: https://goo.gl/SjfFH7). Las autoridades colombianas de la época sostuvieron que la expulsión se debía a que Lorent había violado las normas migratorias. Versión que solo la misma ingenuidad se cree. Santos fue un cómplice de la dictadura y la historia sabrá recordárselo.

En el presente, tenemos a un gobierno que, en vez de expulsar a los venezolanos que huyen y/o critican al régimen chavista, trata de acogerlos de la mejor manera posible para que no tengan que volver a que el chavismo los siga torturando. La noche y el día.

@QuinteroOlmos