Puede parecer obvio, pero no está de más recordar que la infraestructura de transporte es un sector de vital importancia para el país. Genera crecimiento, competitividad y equidad, y, por encima de todo, conecta a los colombianos, mueve las mercancías que producimos, permite que los niños lleguen a las escuelas, que las familias se encuentren, que nos sintamos cerca de lo que más queremos. Desafortunadamente, por años estuvo marcada por la poca credibilidad y por escándalos de corrupción que no solo impactaron al país, sino que tuvieron repercusiones a nivel continental. El tiempo pasaba, y las obras necesarias para unir a las comunidades no se concluían.

Esa situación se convirtió en una invitación en el momento de aceptar la designación del presidente Iván Duque de acompañarlo como Ministra de Transporte. La meta era darle una mayor relevancia al sector, devolverle la credibilidad y la confianza y, lo más importante, hacer realidad un mensaje que el Presidente había repetido durante su campaña: la necesidad de “concluir, concluir, concluir”. Había que entregarles las vías a los colombianos, pues una ciudadanía mejor conectada es una sociedad con mayor igualdad, donde todos ganamos.

Sobra decir que se trataba de un reto monumental, tanto como muchas de las obras que encontramos paralizadas, desfinanciadas, enredadas. El país había diseñado un ambicioso proyecto de infraestructura vial, las Autopistas de Cuarta Generación (4G), que por diversas razones se había estancado: de 30 proyectos contratados, solo seis avanzaban a buen ritmo, tres lo hacían con problemas y 21 estaban quietos por diferentes motivos.

Paralelo a esto, obras de gran magnitud, llamadas a cambiar la vida de los colombianos y a estimular el comercio y la competitividad del país, tampoco andaban. El Túnel de La Línea, el Puente Pumarejo o la Ruta del Sol 2 llenaban las noticias por sus múltiples y diferentes problemas. Había mucho por hacer y el tiempo no daba espera.

Al mandato presidencial de “concluir” se unió otra premisa que seguimos manteniendo hoy: los ciclos de infraestructura deben trascender los gobiernos. Las obras no son de un presidente o de un ministro: son de los colombianos que las necesitan para moverse mejor por el país. Así que antes que pensar en cambiar los proyectos, había que destrabar lo que estaba estancado.

Dos elementos fueron definitivos. El primero fue la realización de un diagnóstico de las problemáticas del Programa 4G, que elaboramos desde el Ministerio con participación de todos los actores involucrados, incluyendo comentarios de entes de control como la Contraloría y la Procuraduría. Este documento nos permitió identificar las problemáticas comunes a los 29 proyectos, así como presentar alternativas de solución a los mismos. Este documento, publicado a finales del año pasado, les dio la garantía a los actores de que a problemas comunes, soluciones comunes.

Lo segundo fue la toma de decisiones de manera coordinada. Inicialmente se hizo a nivel Estado, gracias a la creación de la Comisión Intersectorial de Infraestructura, que congrega, bajo el liderazgo de la vicepresidente Marta Lucía Ramírez, a los diferentes Ministerios y entidades gubernamentales que tienen incidencia en el desarrollo de la infraestructura de transporte, para encontrar, entre todos, soluciones que garanticen la adecuada ejecución de las obras.

Además, en septiembre del año pasado establecimos en el Ministerio, en conjunto con la Agencia Nacional de Infraestructura, el Cuarto de Reactivación Económica, un espacio semanal para revisar, con base en el diagnóstico, el estado de cada uno de los proyectos de 4G, hacerles seguimiento, discutir posibles soluciones a los problemas que presenta su ejecución contractual, y aumentar la coordinación interinstitucional del sector para la toma de decisiones.

Gracias a estas decisiones se ha logrado resolver las problemáticas, generar un ambiente propicio para que los concesionarios puedan obtener los recursos para sus cierres financieros, y así lograr la reactivación de las obras para la ejecución de los proyectos.

Los 15 meses de trabajo del Gobierno, así como las gestiones de la Comisión y del Cuarto, han derivado en una mejor toma y ejecución de decisiones trascendentales que le han dado un giro de 180 grados al sector. Los resultados son elocuentes: hoy, tenemos 22 proyectos 4G, el 76% del programa, andando a buen ritmo, y seis proyectos están próximos a reactivarse.

Esta reactivación ha dejado buenas noticias a varios niveles. Según el Dane, la economía del país creció un 3,3% en el tercer trimestre de 2019, y en ese periodo, el rubro ‘Construcción de carreteras y vías de ferrocarril, de proyectos de servicio público y de otras obras de ingeniería civil’ fue uno de los jalonadores, con un crecimiento del 13%. Se trata de una muestra del dinamismo que ha logrado el sector, pues el trimestre anterior había crecido al 13,9%. Además, desde el inicio del gobierno de Iván Duque ha aumentado 14,5 puntos porcentuales.

Ese dinamismo tiene un impacto muy positivo en un tema fundamental para los colombianos: el empleo. En el trimestre julio – septiembre de 2019, la construcción en general fue la actividad económica generadora de empleo más importante para el país, con un crecimiento del 4,9%. Hablado a nivel de transporte, los grandes proyectos concesionados que estamos desarrollando en modo carretero, aeroportuario, férreo y portuario han generado más de 100.000 empleos. De ellos, cerca del 52% corresponden a los proyectos 4G.

Otra prueba del dinamismo que tienen nuevamente las 4G, y que se traduce en confianza en un sector que se encontraba desprestigiado, es que durante estos quince meses de gobierno hemos alcanzado seis cierres financieros, que significan que los proyectos ya han asegurado los recursos para su culminación. Se trata de un gran respaldo a esta gestión, pues los 13 cierres financieros conseguidos antes de este gobierno tomaron cuatro años. Vale la pena resaltar, además, que dos de los últimos tres cierres financieros fueron alcanzados con bancos extranjeros, lo que indica que los inversionistas del mundo convencidos del compromiso de este Gobierno con los proyectos.

Obras fundamentales para el país también recibieron un nuevo aire y están cerca de empezar a ser disfrutadas por todos. Un ejemplo es el Puente Pumarejo, en la Costa Atlántica. A pesar de tratarse de un proyecto clave para el desarrollo económico de la región, en agosto del año pasado lo recibimos con un avance del 65%, con atrasos en el cronograma, condiciones técnicas por viabilizar y desfinanciado, poniendo en riesgo lo invertido. No podíamos permitir eso, así que el gobierno se comprometió y consiguió, con el apoyo del Congreso, los recursos que hacían falta para asegurar su culminación. Gracias a esto, este nuevo ícono de modernidad del Caribe se inaugurará antes de terminar 2019.

Una situación similar vivimos en el proyecto Cruce de la Cordillera Central, mejor conocido como el Túnel de la Línea, una de las obras que lo componen. Al inicio de nuestra gestión ni el túnel principal, cuyo avance era del 56%, ni las calzadas en Tolima y Quindío tenían recursos asegurados para su terminación. De hecho, algunas estructuras ya construidas en las calzadas de ambos departamentos estaban abandonadas desde 2016. Las obras complementarias al túnel estaban paralizados y desfinanciados. Gracias a gestiones del gobierno Duque, y contando también con el respaldo del Congreso de la república, se garantizaron recursos por 620.000 millones de pesos de las vigencias 2019 y 2020 para poder culminar las obras. El Túnel principal será entregado antes de finalizar el primer semestre del próximo año y la doble calzada en Tolima y Quindío en diciembre de 2020.

Este panorama deja servida la mesa para nuevos retos. Y estos incluyen potenciar el río Magdalena como eje articulador del intermodalismo en el país. Por el río ha corrido nuestra historia y nuestro desarrollo, y nos hemos propuesto que por él navegue también nuestros productos, nuestra competitividad. Por eso, nos volcamos hacia el Magdalena con varios proyectos. El primero, recuperar la navegabilidad por el Canal de Acceso al Puerto de Barranquilla a través de un dragado preventivo, no reactivo, que ha llevado su operación a récords históricos: en septiembre de este año se movió por el canal un 27% más de carga que en el mismo mes de 2018.

Además, estamos fortaleciendo la APP del río, proyecto con el que nos proponemos potenciar la navegabilidad por el río, para que se pueda mover mercancía por él las 24 horas del día, los 365 días del año. Con él buscamos adjudicar la construcción de las estructuras de encauzamiento para un área de cerca de 100 kilómetros entre Barrancabermeja y Sitio Nuevo, además de mantenimientos en los tajamares occidental y oriental del canal de acceso al puerto de Barranquilla y dragados de mantenimiento requeridos en varias zonas, entre otras intervenciones. El proceso de precalificación ya se inició, y esperamos tener a finales de febrero del próximo año la lista de preclasificados.

Junto a ese desafío está el seguir desarrollando nueva infraestructura de transporte que les permita a los colombianos moverse más y mejor por el país, que realmente los conecte. Por eso ya estamos trabajando en la estructuración de nuevos proyectos, como la nueva generación de concesiones, que se fundamentarán en la sostenibilidad social, económica y ambiental. Serán proyectos más cercanos a las comunidades, por lo que se ha planteado que un porcentaje del contrato esté dirigido a inversiones sociales.

En esos nuevos proyectos acogeremos muchas de las recomendaciones presentadas por la Comisión de Expertos de Infraestructura coordinada por la Vicepresidente de la República. Uno de ellos, clave para el futuro, es la búsqueda de nuevas fuentes de financiación para el desarrollo de las obras, que permita encontrar otros tipos de inversión para la infraestructura del país.

Nuestro objetivo principal con toda esta gestión es transformar vidas a través de la infraestructura de transporte, generar cercanía, desarrollo, empleo, equidad. Queremos que cada colombiano sienta que el transporte lo une a lo que más quiere, que realmente le impacta positivamente su vida.