El pasado miércoles se conoció de manera oficial por parte de la ANI, la terminación anticipada de la licitación de la APP del Rio Magdalena, por una de las razones que rara vez sucede en la contratación pública, la ausencia de proponentes; y es muy curioso que esto haya sucedido, pues como lo anunciara en varias ocasiones la Ministra de Transporte, el cambio más importante que se había introducido a los pliegos, era aquel que promovía un mayor número de proponentes. Si se tiene en cuenta que a la licitación que se adjudicó en el 2014 se presentaron nueve consorcios, conformado por empresas nacionales y extranjeras, habría que señalar que este cambio no surtió efecto.

Las primeras declaraciones del gobierno nacional para justificar este fracaso, señalan como causas la volatilidad del dólar y la inestabilidad del mercado internacional, quizás les faltó la guerra de Ucrania. No señores, el fracaso obedeció a que esta APP estuvo mal estructurada y en reiteradas oportunidades expertos lo afirmaron, pero desafortunadamente no fueron escuchados. Mucho dinero gastado y tiempo perdido se hubiera podido ahorrar con una sola llamada, para enterarse de los problemas de esta licitación, comenzando por el contratante, que en lugar de ser la empresa que desde la década del 90 viene estudiando este río, donde deben estar los expertos en la materia, fue la ANI, que no conoce del Río y que siempre se percibió como un invitado más y no como el responsable del proceso.

Los anuncios del gobierno nacional posteriores a este fracaso, apuntan a un re direccionamiento de los recursos apartados para esta APP, para orientarlos hacia obras de mantenimiento en el canal navegable de Barranquilla y a una futura inversión en el Puerto Nuevo, una iniciativa adelantada por el alcalde Pumarejo, para construir un muelle flotante en el mar próximo a la desembocadura del rio y aligerar la carga transportada por barcos que demandan un calado superior al que ofrece el puerto, y a través de barcazas, movilizar la carga hacia los terminales ubicados en el continente. La idoneidad de las firmas asesoras del Distrito, permiten ser optimistas sobre el éxito de esta nueva iniciativa, ojalá estos improvisados anuncios pueda capitalizarlos el alcalde para asegurar recursos de vigencias futuras que aseguren esas inversiones para el canal, y de esta manera, garantizar la obligación que por ley tiene el gobierno nacional de atender el canal navegable de la ciudad.

Pero de ninguna manera pueden presentarse estas inversiones como un plan B a la fracasada APP. No puede ser, pues no se dice nada sobre el objetivo principal de la APP, hacer del Magdalena un río habilitado para la carga de barcazas desde el interior del país hasta el caribe. Es solamente un cambio de política pública a la carrera, para cumplir con su obligación y para que la frustración de los portuarios y de la administración distrital se aminore.

Los colombianos debemos considerar el fin de esta licitación, como una nueva oportunidad en alcanzar el objetivo de una hidrovía que conecte a los más importantes centros de producción del país y de consumo con los puertos ribereños de la costa. El Presidente electo haría bien en convocar a la dirigencia privada y política del país, para revisar entre todos la mejor manera de cumplir con este sueño, partiendo de los estudios completos que tiene Cormagdalena, hacerles los ajustes necesarios e iniciar lo más pronto posible una nueva contratación pública internacional.

Existen valiosas propuestas que a lo largo de estos últimos años se han formulado para ser tenidas en cuenta. La muy certera y soportada en estudios, de extender el tramo del río habilitable hasta Puerto Salgar -. La Dorada. Nunca pudo explicar este gobierno la razón para pretender llevar el río sólo hasta Barrancabermeja y abandonar el tramo de mayor importancia para provocar la revolución en la infraestructura de transporte del país. Otra propuesta positiva es mantener en cabeza del contratista los riesgos constructivos y no compartirlos con la nación; ya quedó demostrado que este gesto que tuvo el presente gobierno no era necesario para atraer un número plural de proponentes y si es motivo de grandes y graves consecuencias en la administración del contrato: También parece correcto, separar el río y darle al canal navegable de Barranquilla un tratamiento contractual distinto que al del resto del río aguas arriba.

La habilitación para la navegación del río de barcazas que movilicen carga con fletes reducidos, con menores consumos de combustible y menor producción de gases de efecto invernadero, la reactivación de muchos municipios ubicados a lo largo del río hoy olvidados y el empleo que generará la construcción de terminales a lo largo del Magdalena, son entre otras muchas, razones que justifican el emprendimiento de esta obra y de presentarla como la más importante de la infraestructura vial de Colombia. Esperamos que esta vez así pueda ser entendida.