Miles de compatriotas ejercieron su derecho a la protesta legítima y en un clamor colectivo, marcharon pacíficamente por la justicia social, la equidad y las oportunidades.
Lamentablemente ese escenario legítimo traspasó los límites constitucionales y fue aprovechado por movimientos desestabilizadores que utilizan las convulsiones sociales materializadas en las calles para generar caos, confusión y dolor.
Y esa ha sido la consigna de la Defensoría del Pueblo. En nuestra magistratura moral, el objetivo ha sido que se respeten los derechos de todos y todas, sin excepción: no creemos que sea posible que se pretenda lograr la protección de los derechos de unos, a costa de la vulneración de los derechos de otros.
Habida cuenta de eso, desde la Defensoría, hemos tratado en esta coyuntura tan exigente, de generar espacios de diálogo para ser la voz de los derechos sin dejarnos instrumentalizar por ninguno de los lados contra el otro. Una labor difícil que muchas veces ha hecho que nuestros funcionarios hayan recibido ataques de diferentes frentes, incluso, llegando a poner en riesgo sus vidas.
Nuestro trabajo es ser la voz de los derechos y no de las pasiones, sesgos, intereses políticos ni rabia. Nosotros creemos que los derechos merecen un diálogo equilibrado, constructivo, contundente y esclarecedor.
Llegó el momento de recordar que los derechos son de toda la sociedad civil, no solo de los que protestan. También lo son de quienes se quedan en sus casas y ven cómo se afectan sus posibilidades de ingresos, de movilidad frente a los bloqueos, de trabajo, de salud o bienestar; pero así mismo, y hay que decirlo claramente, lo son de la policía, funcionarios públicos y soldados. Todos somos sujetos de derechos y todos merecemos la misma vehemencia de la institucionalidad para su defensa.
Asumiendo esta premisa, en días pasados hemos liderado múltiples espacios de diálogo con el interés de generar plataformas de participación y comunicación que trasciendan las diferencias y ubiquen las coincidencias, para ser catalizadores de las soluciones que nuestra gente reclama.
Es así como, en reunión con la CIDH presentamos descripción detallada de la información recopilada desde el 28 de abril en territorio y tramitada desde nuestra Dirección de Atención al Ciudadano sobre posibles violaciones a los DDHH de cualquier colombiano en el marco de la protesta. El interés que nos movió en esa reunión y que hoy debe movernos a todos es que se conozca la verdad sin sesgos, sin historias parcialmente contadas o mediadas por los intereses de un sector particular. Sólo la verdad nos permitirá generar diálogos constructivos, enderezar el camino y tomar las medidas necesarias para detener los desencuentros violentos y para proteger y garantizar efectivamente los derechos de los colombianos.
Hoy nos tiene que unir un propósito común: el sueño de un mejor futuro para nuestros niños, niñas y jóvenes y el sueño de una sociedad más justa. Es momento para que todos, gobierno, líderes empresariales, y líderes sociales, mostremos grandeza y en una manifestación de solidaridad aunemos esfuerzos para llegar a las soluciones, reformas y acuerdos que el país en pleno demanda de manera urgente. Los derechos no dan espera.
*Defensor del Pueblo